El misterio de las tribus ocultas de la Amazonía.Los Tagaeri y Taromenane son dos pueblos aborígenes no contactados de la Amazonía, cuya misteriosa existencia, aislada del mundo, alimenta historias, fábulas y relatos de lo más profundo de la selva.
Se desconoce el número de habitantes que forma cada uno de estos pueblos y, de hecho, algunos investigadores consideran que los Tagaeri desaparecieron, mientras que existen otros grupos desconocidos en la frontera con Perú.
Sin embargo, esos dos pueblos son famosos por su bravura y por defender sus territorios con fiereza ante injerencias externas.
“Se encontró un cadáver en 2005 con 35 lanzas clavadas, era un maderero ilegal. Con esto quieren probar algo, este es su lenguaje y su forma de decir que están hartos” de las amenazas de la llamada modernidad, explicó Miguel Ángel Cabodevilla, un misionero español que ha investigado desde hace 27 años a los pueblos no contactados en la Amazonía de Ecuador.
Amenazas Tagaeri y Taromenane tienen entre sus principales amenazas a la industria maderera, a otros pueblos indígenas de la zona como los waoranis o los kichwas amazónicos, a los visitantes indeseados que traen enfermedades y al apreciado petróleo que yace bajo sus territorios, indican ecologistas y expertos.
La Constitución ecuatoriana de 2008 defiende los territorios de estos “pueblos en aislamiento voluntario” y asegura que la violación de sus derechos “constituirá delito de etnocidio”, pero para varios sectores de la sociedad civil y política, las amenazas persisten.
Cada año aparecen informaciones de indígenas muertos, de colonos heridos con lanzas y de reyertas entre tribus, pero siempre inexactas, pues el informante de la selva tiende a la exageración, explicó Cabodevilla.
“Hemos escuchado docenas de relatos waoranis, que siempre te cuentan ‘trolas’, porque los waoranis son los grandes fabuladores”, señaló el misionero, reconocido como uno de los principales historiadores de pueblos no contactados.
Establecer relación con los Tagaeri o los Taromenane no es fácil, aunque algunos indígenas se han topado con ellos “en el monte y han cazado y conversado de una forma más o menos hostil”, dijo.
De hecho, el misionero expresó no haber hablado nunca directamente con un no contactado y solo conoció, a principios de los 90, a una muchacha superviviente del clan Taga.
Ley propia
Los conocedores de la selva afirman que los no contactados tienen ley propia: la caza y la guerra, el amor por la naturaleza, el puntual pacto entre clanes e incluso el robo de mujeres para la continuidad del grupo.
Se desconoce el número de habitantes que forma cada uno de estos pueblos y, de hecho, algunos investigadores consideran que los Tagaeri desaparecieron, mientras que existen otros grupos desconocidos en la frontera con Perú.
Sin embargo, esos dos pueblos son famosos por su bravura y por defender sus territorios con fiereza ante injerencias externas.
“Se encontró un cadáver en 2005 con 35 lanzas clavadas, era un maderero ilegal. Con esto quieren probar algo, este es su lenguaje y su forma de decir que están hartos” de las amenazas de la llamada modernidad, explicó Miguel Ángel Cabodevilla, un misionero español que ha investigado desde hace 27 años a los pueblos no contactados en la Amazonía de Ecuador.
Amenazas Tagaeri y Taromenane tienen entre sus principales amenazas a la industria maderera, a otros pueblos indígenas de la zona como los waoranis o los kichwas amazónicos, a los visitantes indeseados que traen enfermedades y al apreciado petróleo que yace bajo sus territorios, indican ecologistas y expertos.
La Constitución ecuatoriana de 2008 defiende los territorios de estos “pueblos en aislamiento voluntario” y asegura que la violación de sus derechos “constituirá delito de etnocidio”, pero para varios sectores de la sociedad civil y política, las amenazas persisten.
Cada año aparecen informaciones de indígenas muertos, de colonos heridos con lanzas y de reyertas entre tribus, pero siempre inexactas, pues el informante de la selva tiende a la exageración, explicó Cabodevilla.
“Hemos escuchado docenas de relatos waoranis, que siempre te cuentan ‘trolas’, porque los waoranis son los grandes fabuladores”, señaló el misionero, reconocido como uno de los principales historiadores de pueblos no contactados.
Establecer relación con los Tagaeri o los Taromenane no es fácil, aunque algunos indígenas se han topado con ellos “en el monte y han cazado y conversado de una forma más o menos hostil”, dijo.
De hecho, el misionero expresó no haber hablado nunca directamente con un no contactado y solo conoció, a principios de los 90, a una muchacha superviviente del clan Taga.
Ley propia
Los conocedores de la selva afirman que los no contactados tienen ley propia: la caza y la guerra, el amor por la naturaleza, el puntual pacto entre clanes e incluso el robo de mujeres para la continuidad del grupo.
Sin embargo no son los únicos pueblos en aislamiento que existen en el mundo. Se estima que hay más de un centenar de grupos no contactados, más del 80 por ciento de ellos se encuentran en la espesa selva amazónica, lugar como pocos en el planeta con la capacidad de albergarlos sin que sean detectados.
El país que mayor número de pueblos no contactados tiene es Brasil con 70, seguido de Perú 30, Bolivia 15, Colombia 3 y Ecuador 2.
La vida de estos pueblos ha transcurrido entre el mito y los prejuicios. Pocas son las veces que se ha logrado romper la leyenda de su existencia. Un antropólogo brasileño se empeñó en encontrarlos y demostró al mundo que existen, para así poder protegerlos, los expertos dicen que su decisión voluntaria de aislarse se debe a su instinto de supervivencia.
Poco o nada se conoce de estos pueblos lo que se sabe es que viven de la caza y de la pesca. Que tiene sus propias particularidades lingüística y culturales, pero comparten la presión del extractivismo sobre sus territorios y la vulneración de sus derechos.
Por ello, desde el 2012 están vigentes una serie directrices de Naciones Unidas para proteger sus derechos, esto ayudó a que los gobiernos reconozcan su existencia y que se comprometan a protegerlos, entre ellos, Ecuador que tiene una de las legislaciones más avanzadas para este objetivo. Una de las recomendaciones de la ONU es que se respete su determinación a permanecer aislados.
Ellos son los pueblos libres que se han convertido en parte de la selva y que en pleno siglo XXI demuestran al mundo que es posible vivir de otra manera.