Los barcos fantasmas siempre han sido fuente de innumerables historias que hoy en día se siguen pasando de generación en generación en las familias de navegantes y pescadores. Se supone que éstas naves se materializaban de repente en el horizonte y rápidamente volvían a desaparecer, augurando sucesos desafortunados. También se les denomina así a aquellos barcos que son encontrados a la deriva sin pasajeros, a menudo en medio de circunstancias o situaciones misteriosas.
Sean verdad o no muchas de estas historias, lo cierto es que siguen causando especulación y emoción.
El misterio del Montrove
Estan a punto de cumplirse 29 años de uno de los sucesos más trágicos y enigmáticos de la historia de la navegación: la desaparición del congelador gallego Montrove en aguas del banco canario-saharaui. El Montrove partió del puerto de Las Palmas el 19 de julio de 1984, con catorce tripulantes gallegos y dos marroquíes a bordo, y con los tanques llenos de combustible para una larga marea de dos meses. El tiempo era bueno y los barcos que lo avistaron, como el Borneira, no notaron nada extraño. El último contacto visual confirmado fue con otro pesquero, el Mar Rojo, ese mismo día y al sur de Gando, la pequeña península de la isla de Gran Canaria donde se ubica el aeropuerto homónimo. El Mar Rojo, que navegaba a mayor velocidad, lo dejó atrás por la aleta de babor. Desde entonces, nadie más vio al Montrove ni supo de él. La pieza de repuesto que llevaba para el Porlamar no llegó a entregarse. La radiobaliza con la que iba equipado no se disparó, y el nerviosismo comenzó a cundir entre las familias cuando el 10 de agosto, a raíz del hundimiento en la misma zona del sardinero onubense Islamar III, los intentos de contactar con el barco, que llevaba veinte días sin dar señales de vida, resultaron infructuosos. El Montrove había desaparecido. Para siempre. Pocas veces el mar ha sido tan cruel y determinante. No se encontró un solo cadáver, un solo vestigio, un mísero salvavidas a la deriva que diera pie a una desesperada explicación, por frágil que fuera, para semejante desgracia. Por no dejar, el Montrove no dejó siquiera un rastro de gasoil, la sangre de los naufragios modernos. Nada. Trescientos barcos y aviones de la Fuerza Aérea rastrearon la zona durante meses, sin éxito. La Moncloa, ocupada entonces por Felipe González, ordenó una investigación exhaustiva en medio de intensos rumores, que después se revelarían infundados, sobre un posible secuestro del Frente Polisario o la implicación del barco en actividades ilegales. Agentes del CESID se desplazaron a varios países africanos, e incluso, un año después, según algunas fuentes periodísticas, veraneaban en Bueu, la localidad de donde era la mayoría de la tripulación, a la búsqueda de pistas que nunca hallaron. El programa Onda Pesquera, en un ejercicio de delirio informativo, llegó a asegurar que el Montrove había estado cargando armas en unas grutas próximas al puerto argelino de Beni Saf, y algunas viudas, en una muestra de desesperación que hizo las delicias del periodismo mágico madrileño, se aferraron a las visiones de las meigas, que situaban al barco "en una isla grande, con negros". Fue también célebre, tras meses de búsqueda, la pregunta de un alto cargo de la Administración central a los familiares, sobre si el Montrove era "de hierro o de madera". Meigas, tristeza y soledad. Eso fue lo único que dejó tras de sí el Montrove. Veintinueve años después, los augures esotéricos han caído en el olvido, pero la tristeza y la soledad, y el desconcierto que acompaña a toda tragedia inexplicada, continúan latentes a pesar del tiempo transcurrido.
La leyenda del Holandes Errante
Una nave tropieza con una terrible
tormenta, pero su capitán, enloquecido y sordo a las súplicas, rehúsa buscar
refugio. Como castigo, es condenado a recorrer los mares durante toda la
eternidad. ¿Cuál es el origen de la famosa leyenda del Holandés
Errante?
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La historia del Holandés Errante es una de
las más famosas y quizá de las más antiguas leyendas del mar, ya que circula
desde hace, por lo menos, 500 años. Pero posiblemente su origen se remonte a
tiempos muy anteriores al nacimiento de Cristo. Esencialmente, la historia es la
siguiente: un maniático capitán holandés -por supuesto, el término «Holandés
Errante» se refiere al capitán y no a su barco- desafía la ira de Dios y como
resultado es condenado a navegar por los océanos eternamente, provocando la
muerte de todos cuantos ven su nave espectral. Esta historia ha sido elaborada
por muchos escritores, pero constituye algo más que una ficción, una siniestra
historia del mar para asustar a crédulos marineros de agua dulce en tabernas
portuarias. Este barco fantasma ha sido avistado en numerosas ocasiones, las
últimas en pleno siglo XX
Muchas autoridades sostienen que la historia del Holandés errante se originó a partir de un hecho real, aunque sobre este punto no hay acuerdo. El problema se complica aún más porque existen muchas versiones de la historia, en las que el capitán puede llamarse Vanderdecken, Van Demien, Van Sraaten o Van alguna otra cosa.
La versión más conocida de la historia del
Holandés Errante habla de un tal capitán Vanderdecken, cuya nave fue atrapada en
una terrible tormenta cuando doblaba el cabo de Buena Esperanza. Los pasajeros,
aterrorizados, rogaron a Vanderdecken que se refugiara en un puerto seguro o
que, por lo menos, arriara velas a intentara capear el temporal, pero el
enloquecido capitán se rió de sus súplicas y, atándose al timón, comenzó a
cantar canciones sacrílegas.
La tripulación también se alarmó por la conducta de su capitán e intentó hacerse con el control de la nave, pero el intento de motín fue sofocado cuando Vanderdecken arrojó a su líder por la borda, mientras los aterrorizados pasajeros y la tripulación se encomendaban a Dios. En respuesta a sus plegarias las nubes se abrieron y una luz incandescente iluminó el castillo de proa, revelando una figura gloriosa que según algunos, era el Espíritu Santo, mientras otros dijeron que era Dios.
La figura se enfrentó con Vanderdecken y le
dijo que, ya que disfrutaba con los sufrimientos ajenos, de ahora en adelante
sería condenado a recorrer el océano eternamente, siempre en medio de una
tempestad, y provocaría la muerte de todos aquellos que le vieran. Su único
alimento sería hierro al rojo vivo, su única bebida la hiel, y su única compañía
el grumete, a quien le crecerían cuernos en la cabeza y tendría las fauces de un
tigre y la piel de una lija (lo cual parece muy injusto para el pobre grumete
quien, hasta aquí, no había tenido ningún papel independiente en la historia y,
presumiblemente, sentía tanto temor ante Vanderdecken como el resto de la
tripulación). Sin embargo, con estas palabras la visión desapareció, y con ella
todos los pasajeros y tripulantes. Vanderdecken y el grumete quedaron
abandonados a su destino.
Ésta es la versión clásica de la historia
del Holandés Errante. Puede ser que se base en hechos, pero no hay acuerdo
acerca de cuáles pudieron ser esos hechos. Una versión afirma que la historia
deriva de la saga escandinava de Stote, un vikingo que robó un anillo a los
dioses y cuyo esqueleto, cubierto con un manto de fuego, fue hallado después
sentado en el palo mayor de una nave negra y fantasmal.
Otros creen que la historia es más reciente
y sugieren que se originó en las aventuras de Bartolomeu Dias (c. 1450-1500),
navegante portugués que descubrió el cabo de Buena Esperanza en 1488 y cuyas
proezas marítimas llegaron a parecer sobrehumanas, según la biografía que
escribió sobre él Luis de Camoes.
Una Partida De Dados Con El Diablo
Otros investigadores han desenterrado una
dudosa historia acerca de los dos barcos mercantes holandeses del siglo XVI
cuyas tripulaciones avistaron el fantasma de un bajel que se había perdido en el
Pacífico; la historia del Holandés Errante derivaría de esto. Otra teoría es que
la historia se basa en la leyenda de un alemán llamado Von Felkenberg, que se
jugó el alma a los dados con el Diablo y perdió. Una leyenda holandesa similar
habla del capitán Van Straaten y también se cuenta una historia acerca de
Bernard Fokke.
Fokke, capitán del Libera Nos, era famoso por la rapidez con que realizaba sus travesías. Quienes envidiaban su habilidad de navegante afirmaban que había establecido un pacto con el diablo, algo que la extrema fealdad de Fokke y su mal carácter ayudaban a creer. Un día se embarcó en un viaje del que no retornó y se rumoreó que, finalmente, el Diablo había cobrado su recompensa. No es improbable que la leyenda del Holandés Errante naciera como consecuencia de un hecho real, aunque, sin duda, éste habrá sido algo más prosaico que la venta de un alma al Diablo. Existen muchos casos de buques que fueron abandonados por error por su tripulación, en la creencia de que estaban a punto de zozobrar, y luego siguieron a flote durante días, semanas, meses a incluso años, siguiendo los caprichos del viento y las mareas. El más famoso de esos barcos es el Mary Celeste, pero no es el único. Quizá una de las historias más notables sea la del clíper lanero Marlborough, que desapareció en 1890 mientras de Australia se dirigía a Inglaterra. Se dice que fue hallado 23 años después, frente a las costas de Chile. Aunque la historia del Marlborough sea una exageración, resulta fácil imaginar su efecto en las mentes de marinos supersticiosos en aguas poco conocidas, cuando vieron al buque abandonado emerger súbitamente de la niebla.
La historia del Holandés Errante ha
inspirado muchas obras de ficción. El poeta norteamericano Henry Wadsworth
Longfellow (1807-1882) escribió sobre este aspecto en The phantom ship
(El buque fantasma), que figura en su libro Birds of passage (Aves de
paso). Edward Fitzball escribió un melodrama llamado El Holandés Errante,
y el francés August Jal la versión más conocida de la historia en sus Scénes
de la vie maritime (Escenas de la vida marítima). El poeta lírico alemán
Heinrich Heine (1797-1856), inspirándose en el melodrama de Fitzball o en un
cuento anónimo titulado Vanderdecken's message home (El mensaje de
Vanderdecken) -que apareció en Blackwood's Edinburgh Magazine-, escribió sobre
el buque fantasma en sus Memoiren des Herrn von Schnabelwopski (Memorias
del señor Schnabelwopski). Esto, a su vez, fue indudablemente lo que inspiró la
ópera de Wagner El buque fantasma, en la que Vanderdecken puede bajar a
tierra una vez cada siete años, para encontrar a una mujer cuyo amor pueda
redimirlo. Otros escritores que tocaron el tema fueron Frederick Marryat (El
buque fantasma, 1839) y Walter Scott (Rokeby, 1813).
Sin embargo, el Holandés Errante es más que mera leyenda o ficción. A lo largo de los siglos mucha gente afirmó haber visto el espectro de la nave. Uno de los informes más antiguos apareció en 1702 en la Magnalia Christi Americana, historia eclesiástica de Nueva Inglaterra que escribió Cotton Mather, autor prolífico y célebre pastor puritano. Pero muchas de las observaciones son difíciles -si no imposibles- de comprobar y, por lo tanto deben ser descartadas como espejismos, alucinaciones o visiones debidas a un exceso de alcohol. Pero existe un informe excepcional. En 1881 una observación del barco del Holandés Errante fue comunicada por el príncipe Jorge de Inglaterra -que después reinó como Jorge V- y por su hermano mayor, el príncipe AIberto Víctor, duque de Clarence... el mismo duque de Clarence que hoy figura entre los sospechosos de haber sido el infame Jack el Destripador.
Se ha dicho que el incidente aparecía en el
libro de bitácora del Baccante, pero no es así. En cambio, sí aparece en
un relato del viaje de los príncipes en ese buque, compilado por John H. Dalton
a partir de sus diarios personales, cartas y libros de notas. En el momento de
la observación los príncipes estaban a bordo de otro barco de la flota, el
Inconstant, ya que habían sido trasladados allí cuando el Baccante
tuvo problemas en el timón. El relato dice: 11 de junio de 1881. A las 4 de
la madrugada el «Holandés Errante» cruzó nuestro rumbo. Era una extraña luz
roja, como la de un buque fantasma, incandescente, y en el centro de esa luz,
los mástiles, palos y velas de un bergantín, a 200 m de distancia, se destacaron
con fuerte relieve cuando se acercó a nuestra amura de babor. El vigía del
castillo de proa informó que estaba cerca de la amura, donde también lo vio
claramente el oficial de guardia desde el puente, como también el guardiamarina
del alcázar, que fue enviado inmediatamente al castillo de proa, pero al llegar
allí no logró ver vestigios ni señales de ningún barco material, ni cerca ni en
el horizonte, pese a que la noche era clara y el mar estaba en calma. En total
fue visto por trece personas, pero si se trataba del Van Demien del «Holandés
Errante», o qué, no lo sabremos.
El Tourmaline y el Cleopatra, que navegaba a estribor, hicieron señales para preguntar si habíamos visto la extraña luz roja. A las 10:45 el marinero que esta mañana había avistado al «Holandés Errante» cayó desde las crucetas del mastelerillo de juanete y se hizo trizas. A las 16:15 se efectuaron honras fúnebres y su cadáver fue lanzado al mar. Era un valiente marinero real, y uno de los más prometedores tripulantes del barco, y todos se sienten muy tristes por su pérdida. En el siguiente puerto nos encontramos con el almirante, que también se mostró muy disgustado. Alrededor de 13 personas en el Inconstant, además de una cantidad no especificada de personas en el Tourmaline y el Cleopatra, vieron el espectro, aunque si era el Holandés Errante a otro espectro «no lo sabremos», tal como dijeron los príncipes. Pero, tal como afirma la leyenda, la visión acarreó la muerte de una persona. Los Nazis También
Una de las fuentes más inesperadas de un
informe sobre el barco del Holandés Errante es -según se dijo- Karl Dónitz,
comandante en jefe de la flota alemana, y efímero sucesor de Adolf Hitler. Se
dice que vio la nave espectral mientras se hallaba en una misión al este de
Suez, y que después afirmó que sus hombres preferían enfrentarse con toda la
flota aliada antes que vivir nuevamente el horror de ver el barco del Holandés
Errante.
El del Holandés no es, por cierto, el único espectro marino. En 1949 se estimaba que había más de 100 casos «bien comprobados» de naves fantasmas que frecuentaban la costa noreste de los Estados Unidos. El buque fantasma más famoso de los Estados Unidos es, probablemente, el Palatine, que fue tema de un famoso poema de John Greenleaf Whittier. Según la leyenda, en 1752 una tormenta arrojó al Palatine contra las rocas de Block Island, cerca de Rhode Island, y sus restos fueron incendiados por los pescadores; una pasajera quedó atrapada y se quemó viva. Desde entonces, el espectro del barco en llamas ha sido visto en innumerables ocasiones.
Es difícil descartar las pruebas de que
algo -se le llama «la luz del Palatine»- ha sido visto con regularidad
cerca de la costa. Pero una investigación cuidadosa revela que ningún barco de
esas características naufragó jamás en Block Island. Sin embargo, también se
descubrió que 14 años antes, en 1738, el Princess Augusta, que llevaba
350 refugiados del Alto y el Bajo Palatinado, en Alemania, sí naufragó en la
costa norte de Block Island en circunstancias similares a las que se atribuían
al Palatine; no cabe duda de que éste fue el origen de la leyenda. Sólo
un elemento del destino del Princess Augusta difiere de la leyenda del
Palatine: el Princess Augusta se hundió, y no fue incendiado. De
modo que si el espectro que se ve con tanta frecuencia cerca de allí es el
espectro del Princess Augusta, ¿por qué el buque fantasma aparece en
llamas?
Otro barco fantasma bastante conocido es el Goblin, negro y con velas de cruz, del que se dice que es visto con frecuencia por los habitantes de Porthcurno Cove, cerca de St. Leven, en Cornualles (Inglaterra). Este espectro es característico porque se le ve dirigirse a la costa; después de desliza sobre tierra firme, y finalmente desaparece. ¿Qué son, entonces, esos buques fantasma, esos espectros del mar?. Se les puede aplicar las mismas preguntas, especulaciones y teorías que se refieren a los fantasmas en general. Pero el Holandés Errante se distingue de las historias folklóricas y de fantasmas habituales: ha sido visto muchas, muchísimas veces. Si el barco no existe, ¿qué fue entonces lo que vieron los príncipes a bordo del Inconstant? Dado que la aparición del Holandés Errante y de su barco parece predecir sólo muertes o desastres, quizá lo más razonable sea no buscar la respuesta con demasiado empeño. |
La leyenda del Octavius.
El paso maldito
“Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.”
En la mañana del 12 de agosto de 1775, el ballenero groenlandés Herald se las arreglaba para cruzar el Atlántico Norte cuando el silencio glacial fue roto por el grito del vigía. Al frente y al Oeste, por encima de un iceberg podían verse las puntas de unos mástiles a unos diez kilómetros de distancia. Lentamente, una goleta emergió por detrás de la masa de hielo y a través del telescopio el capitán del Herald pudo constatar que no había señales de vida. Las velas estaban desechas y todo el barco brillaba curiosamente bajo el sol, cubierto como estaba de escarcha.
El capitán ordenó acercarse y empezó a gritarle a la tripulación de la extraña embarcación, pero sólo el silencio respondió a su llamado. La goleta siguió imperturbable su aparente camino sin ruta. “Bajen la lancha,” ordenó el capitán Warren. “Voy a echar un vistazo.”
La tripulación del Herald, como buenos marinos supersticiosos hasta el tuétano, permanecieron inmóviles. No tenían las más mínimas intenciones de aventurarse en el barco fantasma, y sólo cuando el capitán empezó a imprecarles, los marinos acataron sus órdenes.
El capitán eligió a ocho hombres para que lo acompañaran, y remando llegaron hasta la proa del barco donde bajo una capa de hielo podía leerse el nombre de la embarcación, Octavius. Ninguno había escuchado sobre ella jamás.
Desde el bote el capitán volvió a llamar a la tripulación, pero entre los ecos de su propia voz sólo escuchó el crujir de la madera y el silbar del viento entre las velas deshilachadas. Con cuatro de los hombres el capitán decidió subir a bordo.
La cubierta estaba tapada por el hielo y no se veía una sola persona sobre ella. Tras abrirse camino a través del hielo, decidieron bajar a los camarotes; donde consiguieron a veintiocho hombres congelados. Cada uno acostado en su litera y cubierto por capas y capas de cobijas y ropa. El frío había conservado sus cuerpos en perfecto estado y daba la impresión de que simplemente dormían la siesta.
En la cabina del capitán, el espectáculo fue el mismo. Su cuerpo estaba sentado en una silla frente a su escritorio. Las manos entrelazadas sobre las piernas y la cabeza tumbada hacia un lado con los labios entreabiertos. En una cabina detrás de la suya había tres cuerpos más. Una mujer estaba acostada en una camilla descansando su cabeza sobre el brazo, los ojos completamente abiertos viendo a un hombre con las piernas cruzadas sentado en una esquina en el otro lado del cuarto. En sus manos tenía un pedernal y una barra de metal. Frente a él, un puñado de aserrín cubierto de escarcha. La muerte lo había vencido tratando de encender un fuego. Junto a él estaba la chaqueta del marino. El capitán Warren la levantó y debajo de ella descubrió el cuerpo de un niño abrazado a un muñeco de trapo.
Los marinos del Herald habían visto más que suficiente y empezaron a pedirle al capitán que se marcharan. Pero el capitán les respondió que quería saber más. Bajó al depósito y no encontró ni un gramo de comida y cuando volvió a cubierta sus hombres estaban en pánico y le amenazaron con amotinarse. Contra todos sus deseos Warren tomó la bitácora del Octavius y regresó al Herald, desde donde pudo ver la goleta perderse sin rumbo en el horizonte para nunca más volver a saber de ella.
El capitán se retiró a su camarote a leer la bitácora y notó que faltaban todas las páginas del libro menos la primera y última. El marinero a quien se lo había encargado había dejado caer el resto en el mar.
En la primera el capitán del Octavius había escrito que habían partido de Inglaterra con rumbo a China el 10 de septiembre de 1761. Catorce años atrás. La última página tenía una sola anotación que estaba fechada el 11 de noviembre de 1762.
“Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.”
Los ojos del capitán Warren volvieron a las palabras “Longitud 160 O, Latitud 75 N…” El significado era impresionante. En la fecha de la última nota en la bitácora, el Octavius había estado atrapado en hielo en el océano ártico, al norte de Point Barrow, Alaska. Miles de kilómetros de donde lo habían encontrado ese día. Un continente de hielo se extiende entre estos dos puntos.
Lo que el Octavius había hecho era pasar el legendario Paso del Noroeste. Por cientos de años se había buscado una ruta más corta entre el Atlántico y el Pacífico para llevar a cabo el intercambio comercial entre Asia y Europa. El Paso del Noroeste era un sueño para las potencias europeas de eliminar el largo viaje alrededor de la punta de Suramérica.
Aparentemente, el capitán del Octavius también había decidido encontrar el paso en vez de volver a casa alrededor de Suramérica. Pero como muchos otros antes que él, lo único que encontró fue la muerte.
Pero el Octavius había logrado el objetivo por si mismo. Año tras año había permanecido a flote, y sin nadie atendiendo el timón se había deslizado lentamente hacia el Este, aguantando la furia de los elementos hasta que finalmente llegó al Atlántico Norte. No fue sino hasta 1906 -ciento treinta y seis años más tarde- cuando otro barco, el Gjoa, comandado por el explorador noruego Roald Amundsen, logró cruzar el Paso del Noroeste.
Pero el Octavius había sido el primero, aunque su capitán y tripulantes hubiesen estado congelados por más de trece años.
La leyenda del Mary Celeste.
Esta es una extraña historia, en la cual se relata como un bergantín goleta,
fue descubierto navegando a la deriva y sin tripulación abordo, el 5 / 12 /
1872 a la altura de la isla de Madeira.
No es el único caso de buques que aparecen sin tripulación, abandonados en medio del mar. En 1849, un barco de pesca holandés el . Hermania. fue encontrado abandonado, con el bote colgando todavía de los pescantes, las cosas de valor y los objetos personales en los camarotes. Otro caso similar es el del . James B. Chester., donde únicamente faltaban las cartas de navegación. Un caso aun más asombroso es el de una pequeña goleta, encontrada en 1881 por el . Ellen Austin.; el barco estaba en perfecto orden, pero sin nadie abordo. Se destinó una tripulación de rescate para llevarla a puerto, pero esta también desapareció en forma misteriosa. Fue embarcada una nueva tripulación, desapareciendo con la goleta. En 1884, se descubrió el bergantín . Resolven. que estaba a la deriva, había un fogón encendido en la cocina y todo parecía en perfecto orden. Tampoco en este buque se encontró resto de la tripulación. Este caso, quizá sea el que presenta más analogías con la historia del . Mary Celeste. . Adentrémonos en ella: El . Mary Celeste. zarpó el día 7 de noviembre de 1872 del puerto de Nueva York rumbo a Génova; estaba al mando el capitán Benjamin S. Briggs, la tripulación estaba compuesta de 7 hombres, e iba abordo, también la esposa de Briggs y su hijita de dos años. El buque transportaba 1700 barriles de alcohol comercial, por encargo de la firma H. Mascarenhas & Co, para aumentar la graduación alcohólica del vino. Según lo que se pudo extraer del diario de abordo, la goleta zarpo el 7 de noviembre, no registrándose ningún hecho anormal hasta la última anotación, acaecida el 24 de noviembre, en esta se consigna que habían llegado a las Azores y que la noche siguiente al 24 se encontraron con mal tiempo. Luego el diario no registra más anotaciones, pero en la pizarra del puente ( donde se anotaban las distintas posiciones tomadas durante la singladura, antes de transcribirlas al libro de bitácora ) figuraba que el "Mary Celeste" se encontraba exactamente al nordeste de la isla Santa María, esto es el 25 de noviembre de 1872. Lo que ocurrió luego es todo un misterio. El barco fue hallado a la deriva y sin nadie abordo, aproximadamente a las 15.00 Hs de 5 de diciembre de 1872, al cabo de 10 días de la última anotación del capitán en la pizarra del puente. Fue avistado por el bergantín . Dei Gratia., que navegaba a Gibraltar desde Nueva York, a 650 Km. al este de las Azores. . Dirigía la proa hacia el Este, amurado a babor, mientras era impulsado por una suave brisa del norte, pero seguía teniendo las velas acuarteladas y dispuestas como si el viento viniera por estribor, es decir por el Sur. . Este hecho alarmó al capitán Morehouse, quien decidió acercarse al misterioso barco. A medida que las distancias se acortaban, pudo leer el nombre del "Mary Celeste" en medio del balanceo; preocupándose aun más, ya que conocía a Briggs desde hacia tiempo y sabia que era un marino muy hábil. Al estar próximos ambos barcos, Morehouse pudo observar que no había nadie al timón, ni señal alguna de vida. Ante este hecho, ordeno a su primer oficial, Oliver Deveau, que abordara el barco e investigara lo sucedido. Veamos las palabras textuales de Deveau, extractadas del informe elaborado por el almirantazgo ingles. . Embarcamos en la chalupa 5 marinos y yo, cumpliendo ordenes del capitán Morehouse; la distancia entre ambos barcos era de unos cientos de metros. El barco era impulsado por una suave brisa, que lo hacia navegar aproximadamente a 2 nudos; a fin de poder abordarlo remamos hasta abarloarnos por la amura de babor desde donde venia el viento, haciéndolo así, a fin de evitar que por la deriva el barco nos cayera encima. Luego de hacer firme un rezón a los acolladores del palo mayor logramos poder abordar. Luego de una rápida inspección pude comprobar que el barco estaba desierto, el único bote había desaparecido, colgando de la popa restos del aparejo para izarlo; daba la impresión de haber sido cortado en rápida huida. Comprobamos que el antepecho lateral, correspondiente al lugar donde debió arriarse el bote, continuaba abierto; lo cual a mi entender, es otro indicio de una posible huida precipitada. Sobre cubierta la escotilla principal y la de carga permanecían cerradas, pero la anterior que da al sollado de los marineros y la posterior que comunica con el camarote del capitán y oficiales estaban abiertas, también lo estaba la de la despensa. Sobre cubierta encontramos tirada la barra de sondeo, e inmediatamente la utilice para comprobar el agua que había en la sentina, verificando que solo tenia 1 metro, lo que me pareció razonable para un barco de esas características, no siendo motivo de abandono. El aparejo se encontraba preparado como para mal tiempo, más precisamente como para correr un temporal, ya que solo estaban izados el Foque, el Petifoque, la trinqueta estaba arriada y solo porbaban el juanete fijo y el volante. Notamos que la burda volante se hallaba enredada, la driza de la cangreja se había roto, y la vela de sobregavia también estaba arriada. Encontramos un sable cerca de una de las escotillas abiertas y su hoja estaba manchada por algo que parecía sangre ( después se supo que era oxido ). La ropa en el camarote del capitán, que supongo pertenecerían a él y a su familia, se encontraban ordenadas en sus baúles. Encontramos también en sus lugares el dinero y equipaje de la tripulación. El diario de navegación lo encontramos en la camareta del capitán, lo cual nos sorprendió pues no es su lugar habitual; la última anotación era del 24 / 11 / 1872 ; y en ella no se consignaba nada extraordinario que pudiera explicar la desaparición de la tripulación. Notamos que faltaba la documentación del barco, un sextante y algunas provisiones Respecto de la carga que eran barriles de alcohol, 9 estaban vacíos y en mal estado. . Esto es lo que informó el primer oficial Oliver Deveau al capitán Morehouse. Este hizo pasar algunos hombres al barco abandonado, con la intención de tripularlo hasta Gibraltar donde presento una demanda por indemnización por su recuperación. . la tripulación consiguió apoderarse de la carga ( 9 de los barriles de alcohol estaban vacíos ) y que los marineros en plena borrachera, asesinaron al capitán y a toda su familia, huyendo luego a bordo de otro barco". A esta teoría se la puede refutar, ya que no había muestras de violencia abordo, por el contrario todos los objetos personales del capitán, su familia e incluso de los tripulantes se encontraron en perfecto orden en sus camarotes. Otra teoría que resulta plausible dice: . que habiendo 9 barriles vacíos o dañados, se produjo la acumulación de gases de alcohol, generando esto, una pequeña explosión. Pensando que podía estallar todo el barco, el capitán, su familia y la tripulación pudieron haberse embarcado en el bote, dejándose a remolque con un largo cabo, con la intención de regresar a bordo del Mary Celeste, si sus temores demostraban ser infundados; pero la rotura del cabo y la deriva del barco les impidieron volver a bordo". A esta teoría se la puede refutar demostrando que no surge de ningún informe, que haya habido una explosión en la bodega, solo se limita a señalar que había barriles vacíos. Además no se encontró un cabo a remolque, solo los de los pescantes picados. Hay otra hipótesis creíble que dice que:
Cuando el Almirantazgo elaboró el informe y presentó como teoría más creíble, el hecho de que se cometió un crimen abordo; toda una serie de macabras hipótesis se tejieron, algunas de las cuales rayan en lo fantástico. La más famosa de todas fue la, publicada en Enero de 1884 por el Cornhill Magazine. Se trata de un relato de J. Habakuk Jephson, según el cual:
Otra historia señala:
En una noche de tormenta mientras estaba al timón tratando de capearla, vio ascender de la escotilla de proa una figura con aspecto demoniaco, presa del pánico se arrojo al mar, viendo cono el barco se alejaba con el mismo satanás al timón y legiones de ángeles caídos como gavieros, hacia un viaje sin retorno".. Alguien sostuvo que todo se trataba de una estafa organizada entre Briggs y Morehouse, para conseguir la indemnización por el salvamento del barco, que luego repartirían. Pero esta teoría no resulta sostenible, ya que Briggs era propietario de parte del barco y por lo tanto él tendría que haber pagado una parte de los gastos de salvamento. Además ambos capitanes eran personas de excelente reputación. Otros, como el captan Millet, en 1924 sostuvieron que el "Mary Celeste" salió de su ruta por los fuertes vientos, se dirigió a África, donde fue abordado por una banda de piratas. El capitán y la tripulación abandono el barco en el bote auxiliar, pero este fue seguido y hundido , mientras el "Mary Celeste", empujado por una brisa, se alejo a la deriva. Según otros, el barco colisionó con un pulpo gigante, y fue abandonado en un momento de pánico. Todas estas, no dejan de ser teorías, algunas más plausibles que otras; pero la realidad es que nunca se sabrá que fue lo que le ocurrió al "Mary Celeste"; solo el mar conoce este misterio, como al igual que el de muchos otros barcos que han desaparecido misteriosamente con sus tripulaciones. Luego de este suceso la carrera del Mary Celeste fue muy ajetreada. Fue vendido muchas veces y siempre por un precio inferior al del mercado, ya que era difícil encontrar tripulación para un barco . embrujado. . Su último viaje fue de Boston a Haití en 1884; encallando el 3 de Enero de 1885 en la escollera de Roshel, en aguas de la costa de Haití. En la investigación posterior se demostró que el capitán . Parker. , el cónsul americano en Haití y los expedicionarios; estaban de acuerdo para estafar a la compañía aseguradora. Parker había llevado al "Mary celeste" a los escollos deliberadamente; no obstante fue absuelto gracias a una formalidad burocrática, y murió antes de que se instituyese un nuevo proceso. |
La leyenda del Caleuche.
Cuenta la leyenda que el Caleuche es un buque que navega y vaga por los mares
de Chiloé y los canales del sur.
Está tripulado por brujos poderosos, y en las noches oscuras va profusamente
iluminado. En sus navegaciones, a bordo se escucha música sin cesar. Se oculta
en medio de una densa neblina, que él mismo produce. Jamás navega a la luz del
día.
Si casualmente una persona, que no sea bruja se acerca, el Caleuche se
transforma en un simple madero flotante; y si el individuo intenta apoderarse
del madero, éste retrocede. Otras veces se convierte en una roca o en otro
objeto cualquiera y se hace invisible.
Sus tripulantes se convierten en lobos marinos o en aves acuáticas.
Sus tripulantes se convierten en lobos marinos o en aves acuáticas.
Relatan que los tripulantes tienen una sola pierna para andar y que la otra
está doblada por la espalda, por lo tanto andan a saltos y brincos. Todos son
idiotas y desmemoriados, para asegurar el secreto de lo que ocurre a bordo.
Al Caleuche, no hay que mirarlo, porque los tripulantes castigan a los que
los miran, volviéndose la boca torcida, la cabeza hacia la espalda o matándole
de repente, por arte de brujería. El que quiera mirar al buque y no sufrir el
castigo de la torcedura, debe tratar de que los tripulantes no se den cuenta.
Este buque navega cerca de la costa y cuando se apodera de una persona, la lleva
a visitar ciudades del fondo del mar y le descubre inmensos tesoros, invitándola
a participar en ellos con la sola condición de no divulgar lo que ha visto. Si
no lo hiciera así, los tripulantes del Caleuche, lo matarían en la primera
ocasión que volvieran a encontrarse con él. Todos los que mueren ahogados son
recogidos por el Caleuche, que tiene la facultad de hacer la navegación
submarina y aparecer en el momento preciso en que se le necesita, para recoger a
los náufragos y guardarlos en su seno, que les sirve de mansión eterna.
Cuando el Caleuche necesita reparar su casco o sus máquinas,
escoge de preferencia los barrancos y acantilados, y allí, a altas horas de la
noche, procede al trabajo.
El SS Valencia.
El SS Valencia fue un barco de vapor que naufragó frente a la costa de Vancouver, en la Columbia británica en 1906. El navío se encontró con mal tiempo cerca del cabo Mendocino y después de irse a la deriva, golpeó un arrecife, abriendo en su casco una vía de agua. La tripulación se refugió en los botes salvavidas, quedándose 108 pasajeros a bordo, pero algunos zozobraron y otros simplemente desaparecieron. El SS Valencia se hundió finalmente y solo 37 de los aproximadamente 180 pasajeros sobrevivieron. Cinco meses después, un pescador encontró un bote salvavidas con 8 esqueletos en una cueva cercana. La búsqueda se puso en marcha, pero no se encontró nada.
Gracias a su dramático final, el SS Valencia se convirtió en la fuente de numerosas historias de barcos fantasma. A veces los marineros afirman que pueden ver el espectro del vapor a la deriva cerca del arrecife en Pachena Point y hasta el día de hoy, el barco es la fuente de descabelladas teorías y avistamientos de buques fantasmas. Extrañamente, 27 años después del hundimiento del SS Valencia, uno de los botes salvavidas fue encontrado flotando pacíficamente en las inmediaciones de Barkley Sound. Se decía que “la barca fantasma” estaba en una condición notable, e incluso conservaba la mayor parte de la estructura original de la pintura.
El Ourang Medan.
En 1947 dos barcos estadounidenses recibieron llamadas de auxilio de un miembro identificado como parte de la tripulación de la nave holandesa Ourang Medan. El interlocutor declaraba que necesitaba ayuda y que gran parte de la tripulación estaba muerta. Los mensajes se acumularon y se fueron haciendo más bizarros terminando en uno que simplemente decía “Yo muero“. Al llegar la ayuda, encontraron el Ourang Medan en perfectas condiciones pero a la tripulación entera, muerta y en posiciones extrañas y con las caras en expresión de horror. Antes de que la investigación comenzara, el barco explotó y se hundió. Algunos dicen que el Ourang Medan cargaba con nitroglicerina ilegal que no se aseguró debidamente y empezó a filtrarse en el aire. Otros dicen que fue víctima de extratrrestres o alguna otra forma de actividad paranormal…
El Carroll A. Deering.
El Baychimo.
El Baychimo era un barco de vapor propiedad de la compañía Hudson Bay y zarpó por primera vez a principios de 1920. Era usado para el intercambio de pieles con los Inuits en el norte de Canadá hasta que en 1931 quedó atrapado entre masas de hielo en Alaska. Ante varios intentos fallidos de liberar al Baychimo, la tripulación fue evacuada por aire y tras una ventisca que rompió el hielo, el barco quedó liberado pero fue abandonado a su suerte debido a que quedó muy dañado. Hudson Bay asumió que no sobreviviría al invierno pero asombrosamente permaneció a flote y a la deriva en aguas de Alaska por 38 años. El Baychimo se convirtió rápidamente en una leyenda local y frecuentemente era avistado cerca del hielo por eskimales y otros navíos. Fue visto por última vez en 1969 y desde entonces no ha sido visto, asumiéndose ahora sí que en efecto alguna tormenta lo hundió.
El Joyita.
Este barco pesquero fue hallado flotando sin pasajeros en el Océano Pacífico en 1955. El barco zarpó con 25 pasajeros con ruta hacia las islas Tokelau pero algo pasó en el trayecto y algunas horas después (al notarse la tardanza del barco) los equipos de rescate fueron liberados. La búsqueda por aire falló y fue hasta cinco semanas después que un barco mercantil se topó con el Joyita a 600 millas de su ruta original. No hallaron señal de los pasajeros ni de las balsas salvavidas y se registraron serios daños en uno de los costados del barco. La inspección reveló que el radio había sido sintonizado en la señal de ayuda además de que hallaron varias bolsas con vendajes sangrientos. Ninguno de los pasajeros fue visto de nuevo y se cree que piratas los asesinaron y arrojaron los cadáveres al mar.
El Lady Lovibond.
El Reino Unido tiene una larga lista de historias de barcos fantasmas y una de las más contadas es esta del Lady Lovibond. El capitán de este barco era Simon Peel y en aras de celebrar su reciente matrimonio, decidió embarcarse en el Lady Lovibond con su nueva esposa, haciendo caso omiso a la creencia de que llevar a bordo a una mujer era de mala suerte. Zarpó en febrero 13 de 1748. Desafortunadamente, el primer oficial también estaba enamorado de la esposa de Peel así que tras varias celebraciones en el barco, la ira y la envidia del hombre fue creciendo a tal grado que intencionalmente estrelló el Lady Lovibond en un banco de arena conocido por causar naufragios. El barco se hundió y todos murieron pero se dice que cada 50 años puede verse flotar alrededor de las aguas de Kent.
UB-65
El U-65 era un submarino alemán de la Primera
Guerra Mundial, cuya extraña historia se inicia antes de abandonar los
astilleros de Brujas, Bélgica. Una viga destinada a la eslora de la cubierta
mató a un obrero convirtiéndose en la primera víctima de una cadena de extrañas
muertes ocurridas en torno a este submarino. Durante las pruebas iniciales de
navegación tres tripulantes murieron asfixiados al llenarse de gases la sala de
máquinas.
En pruebas posteriores efectuadas junto a una flotilla de submarinos gemelos, las cuales se iniciaron sin problemas, el capitán ordenó la primera inmersión del UB-65. El mar estaba en calma y había una brisa suave. Antes de sumergirse, el capitán ordenó a un marinero ir a proa a realizar una inspección de las escotillas, esta era una inspección de rutina, pero en vez de efectuar la inspección, inexplicablemente el marinero saltó por la borda siendo atrapado por el remolino del submarino.
En pruebas posteriores efectuadas junto a una flotilla de submarinos gemelos, las cuales se iniciaron sin problemas, el capitán ordenó la primera inmersión del UB-65. El mar estaba en calma y había una brisa suave. Antes de sumergirse, el capitán ordenó a un marinero ir a proa a realizar una inspección de las escotillas, esta era una inspección de rutina, pero en vez de efectuar la inspección, inexplicablemente el marinero saltó por la borda siendo atrapado por el remolino del submarino.
Una vez iniciada la inmersión, el
capitán ordenó estabilizar la nave a los diez metros, extrañamente continuó
descendiendo hasta chocar con el fondo del mar, quedando inmóvil. Cerca de doce
horas permaneció en esta situación en el fondo del mar, y filtrándose el agua.
Nuevamente comenzó a llenarse de gases, pero en ese momento, tan extrañamente
como se había hundido, comenzó a moverse y ascendió a la
superficie.
Luego de estos extraños sucesos fue enviado a los astilleros para ser revisado en seco. A los pocos días fue declarado apto para el servicio, siendo aprovisionado y armado. Cuando se efectuaba esta maniobra la cabeza de uno de los torpedos estalló, matando al segundo teniente y ocho marineros.
Fue remolcado al dique pero en esos momentos un marinero aseguró haber visto al segundo teniente, muerto en la explosión, de pie en la proa y con los brazos cruzados. Al ser reparado, y antes de iniciar la navegación, otro marinero que deserto aseguró que él también había visto al segundo teniente en el mismo sitio.
Se le ordenó al capitán del UB-65 zarpar con rumbo al estrecho de Dover, durante todo el trayecto varios tripulantes aseguraron ver al oficial muerto. Uno de los testigos fue el oficial de servicio, quien aseguró haber visto su fantasma y cómo éste se desvanecía.
Luego de estos extraños sucesos fue enviado a los astilleros para ser revisado en seco. A los pocos días fue declarado apto para el servicio, siendo aprovisionado y armado. Cuando se efectuaba esta maniobra la cabeza de uno de los torpedos estalló, matando al segundo teniente y ocho marineros.
Fue remolcado al dique pero en esos momentos un marinero aseguró haber visto al segundo teniente, muerto en la explosión, de pie en la proa y con los brazos cruzados. Al ser reparado, y antes de iniciar la navegación, otro marinero que deserto aseguró que él también había visto al segundo teniente en el mismo sitio.
Se le ordenó al capitán del UB-65 zarpar con rumbo al estrecho de Dover, durante todo el trayecto varios tripulantes aseguraron ver al oficial muerto. Uno de los testigos fue el oficial de servicio, quien aseguró haber visto su fantasma y cómo éste se desvanecía.
Al regresar a la base, ésta se encontraba bajo un fuerte ataque aéreo, lo cual no afectó a la tripulación ya que lo único que deseaban era abandonar la nave.
En los momentos que el capitán bajaba la pasarela, fue muerto al ser alcanzado por la metralla.
Todas estas muertes, que habían sido acalladas por la marina, motivaron que los altos mandos de la marina imperial, para tranquilidad de los marineros, tomara la decisión de ordenar a un sacerdote que exorcizara el submarino.
Pero al parecer no dio resultado, porque en la siguiente misión del UB-65 un tripulante se suicidó, un artillero se volvió loco y el primer maquinista se quebró una pierna.
El 10 de julio de 1918 el L-2, submarino norteamericano, divisó un submarino alemán navegando a la deriva frente a las costas de Irlanda. El capitán del L-2 ordenó maniobrar para atacarlo. Al mirar por el periscopio notó una extraña figura que permanecía de pie, en la proa de la nave, con los brazos cruzados. A los pocos segundos una enorme explosión destrozó al UB-65.
The USS Hornet
El USS Hornet que ganó nueve estrellas a la
batalla por sus servicios en la Segunda Guerra mundial y más adelante se encargó
del rescate de los astronautas del Apolo 11 después de su regreso de la Luna y
convertido hoy en museo flotante. Pero tras 7 años de que el enorme portaaviones
llegara a Alameda, el personal del museo y los visitantes han informado de un
número asombroso de sucesos inexplicables.
Afirman que han escuchado misteriosos pasos y voces a pesar de no haber nadie a bordo, marineros y oficiales con su uniforme que se desvanecían ante sus atónitos ojos. Feroces corrientes de aire en habitaciones completamente cerradas, también el instrumental náutico se ponían en marcha solo.
De hecho ha habido tal cantidad de sucesos extraños que clarividentes, médiums y parapsicólogos se han acercado hasta Carolina del Norte para estudiar el barco fantasma.
Afirman que han escuchado misteriosos pasos y voces a pesar de no haber nadie a bordo, marineros y oficiales con su uniforme que se desvanecían ante sus atónitos ojos. Feroces corrientes de aire en habitaciones completamente cerradas, también el instrumental náutico se ponían en marcha solo.
De hecho ha habido tal cantidad de sucesos extraños que clarividentes, médiums y parapsicólogos se han acercado hasta Carolina del Norte para estudiar el barco fantasma.
Alan McKean, trabajador del museo, dice no creer mucho en estos temas. "Pero se lo que vi. Un día vi a un oficial con uniforme descendiendo por las escaleras hacia la siguiente cubierta. Le seguí y ya se había ido. No tengo ninguna explicación para esto". Los historiadores estiman que casi 300 personas murieron mientras trabajaban en el barco durante su servicio activo, que fue de 1943 a 1970.
Aunque algunos hombres murieron durante el combate, otros murieron debido a accidentes en el barco fantasma.
Los que han sentido extrañas presencias de espíritus, dicen no haber corrido ningún peligro.
Algunos han dicen que han reconocido al fantasma de Joseph James Clark, conocido como Jocko, y que capitaneó la nave durante la II Guerra Mundial.
S.S. Iron Mountain
Hasta cierto punto, es comprensible que un
barco pueda desaparecer en mitad de los extensos y profundos océanos, pero como
podría explicarse que un barco desaparezca sin dejar ningún rastro en un río. En
junio de 1872, el S.S. Iron Mountain, un barco de vapor, estaba a las afueras de
Vicksburg, Mississipi, se dirigía con un cargamento de algodón sobre el río
Mississipi a Pittsburgh. El barco también remolcaba a unas lanchas. Ese mismo
día, otro barco de vapor, the Iroquois Chief, encontró las lanchas flotando
libremente sobre el río. El cable de remolque había sido cortado. La tripulación
del Iroquois Chief aseguró las lanchas a remolque y esperó al S.S. Iron Mountain
para que las recuperase. Pero nunca se volvió a ver al Iron Mountain, ni a
ningún miembro de su tripulación.
Este enorme barco inglés construido en 1937, que ha cruzado el Atlántico mas de 1.000 veces, ha servido de trasporte a las tropas aliadas durante la segunda guerra mundial participando incluso en la invasión de Normandía, y que debe su nombre a la reina de Inglaterra, ha participado en muchos acontecimientos de la historia reciente, pero también es famoso por otros acontecimientos mas “extraños”.
Hoy en día es un hotel de lujo en Long Beach, pero mucha gente no se atreve a entrar en él por estar considerado uno de los centros con mas actividad paranormal del mundo, de hecho hay registros de hasta 55 “manifestaciones” diferentes en varias zonas del inmenso buque y en junio de 2001 la NBC realizo un recorrido interactivo de los fenómenos que ocurrían en el barco. Estos son algunos de ellos:
La puerta 13 de la sala de máquinas: El 10 de Julio de 1.966 se realizaron trabajos de mantenimiento en las puertas herméticas de la sala de máquinas. John Pedder realizó el trabajo de mantenimiento. Era un empleado muy joven, apenas 18 años. Aunque aparentaba algo mayor por la barba que tanto le gustaba tener. Vestía su típico mono azul, lleno de grasa. En un desgraciado descuido, John fue aplastado por la puerta nº 13, muriendo en el acto. Tiempo después, se amontonaron los testimonios de tripulantes y viajeros, que dicen haber visto a un hombre joven con barba, vestido de azul, caminando por el pasillo de la sala de máquinas y desapareciendo en la puerta nº 13.
Una guía turístico avanzaba por el pasillo cuando tuvo la típica sensación de ser observada por alguien. Al girarse pudo ver como una figura se desvanecía delante de sus propios ojos. Inmediatamente, notificó lo sucedido. La descripción que realizó coincidía con los rasgos de John Pedder. Se le mostró un conjunto de fotos para ver si podía identificarlo. De entre toda la muestra, identifico la foto de John Pedder.
La guardería de 3º clase: En uno de los numerosos viajes que el Queen Mary ha realizado por el Atlántico. Una mujer dio a luz. El bebé, que los padres decidieron llamar Leigh Travers Smith. Y fue traído a esta guardería. Pero algo no fue bien. A las pocas horas de su nacimiento murió. Existen testimonios que aseguran haber escuchado, durante la noche, el llanto de un bebé procedente de la guardería. Muchos lo atribuyen al niño, Leigh Travers Smith.
El Salón de la Reina: es un salón de primera clase, donde no falta ningún detalle. Pero la opulencia y el glamour, no está reñida con experiencias extrañas que han vivido muchos de los que han disfrutado de los privilegios de esta estancia.
En una de las tantas visitas guiadas, que grupo de turistas protagonizan. Una niña, que nos visitó con sus padres, afirmó insistentemente que veía a una mujer. Pero lo cierto es que nadie vio, excepto la niña. Ella no dejó de señalarla con él dedo diciendo: “está ahí”. La niña describió a la enigmática visión como una mujer joven y guapa. Ninguno de aquellos turistas imaginó, es que hay informes que recogen testimonios de tripulantes y viajeros, que aseguran haber visto en este salón , a una mujer joven, muy hermosa y vestida de traje de noche blanco, reluciente. Hay quien afirma, que la ha visto bailar elegantemente entre las sombras del salón. Son tan numerosos sus apariciones, a lo largo de la historia del barco, que le han puesto un apodo : “la mujer de blanco”.
Primera clase: a lo largo de la historia del Queen Mary, son numerosos los informes de hechos extraños ocurridos en las habitaciones más lujosas: el sonido del correr del agua de los grifos en mitad de la noche, y posteriormente comprobar que ningún grifo se abrió; el teléfono sonando a altas horas de la noche, sin que nadie haya realizado la llamada; pasajeros que se quejan que la habitación de al lado hacen mucho ruido y no le dejan descansar, sin embargo, se comprobó que la habitación de al lado no estaba ocupada.
En una reciente visita turística guiada. Uno de los turistas, sacó una foto a un espejo de una suite. Al revelarla, comprobó con extrañeza, que en el espejo se reflejaba un hombre extraño. El guía encargado de atender a esta visita, negó rotundamente, que el hombre del espejo fuera parte del grupo de turistas. En un examen minucioso de la fotografía, se comprobó que tanto el peinado del extraño hombre y sus ropas pertenecían a varias décadas pasadas, concretamente a los años 30.
Las piscinas de primera clase: a este lugar es de acceso restringido. Solo se permite las visitas guiadas. En estas piscinas, es donde más hechos extraños han ocurrido. Son muchos los pasajeros que han comprobado, con cierto grado de horror: como aparecen y desaparecen sin explicación racional, señoras con trajes de baños de época caminando por el borde de la piscina; el sonido del chapotear del agua, como si alguien nadase, cuando en el agua no había nadie; a veces, se han visto avanzar estelas, como las se producen al nadar, pero en esas ocasiones nadie nadaba; en otras ocasiones, se vio como avanzaba las huellas mojadas de un pie invisible.
En la piscina de primera clase, se produjeron dos hechos luctuosos. Dos mujeres se ahogaron, una en la década de los 30 y la otra en la de los 60.
Han sido tanto los testigos que aseguran haber vistos hechos sorprendentes, que en los últimos años, se ha decido instalar una cámara.
El barco participó activamente en la segunda guerra mundial. Fue pintando de gris camuflaje y se bautizó como “El Fantasma Gris”. Era tan codiciado por los adversarios nazis, que se ofreció 250.000 dólares de recompensa y la Cruz de Hierro para el capitán de submarino que lograra hundirlo. En unas maniobras nuestro Fantasma Gris embistió al barco inglés Curacoa. Más de 300 soldados ingleses perdieron la vida en aquel accidente. Cuarenta años después de los hechos relatados, se habilitó el lugar exacto de la colisión, para que un equipo de televisión dejara cámaras grabando, evidentemente en aquellos momentos en el lugar, solo estaban las cámaras. Al comprobar las grabaciones, el audio recogió: voces, gritos y golpes que algunos lo atribuyen a los soldados ingleses del Curacoa.
La cocina: pero estas muertes no fueron las únicas en tiempos de guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial se produjo el asesinato de un cocinero a manos de sus compañeros. Aún hoy, hay personas que aseguran escuchar los gritos del cocinero.
Gladiator & St Paul
En 1908 el buque de guerra británico Gladiator
se hundió en el puerto de Portsmouth después de chocar con el barco de vapor
americano St Paul. Se perdieron 27 vidas en aquel fatídico
accidente.
Increíblemente diez años después , el St Paul volcó en el río Hudson en Nueva York, hundiéndose y llevándose al fondo de las aguas cuatro vidas más.
Todo apuntaba a un sabotaje, pero debido a la coincidencia asombrosa de la fecha y hora del hundimiento con el accidente ocurrido en 1908, muchos pensaron que el fantasma de un marinero del Gladiator había sido el responsable.
Increíblemente diez años después , el St Paul volcó en el río Hudson en Nueva York, hundiéndose y llevándose al fondo de las aguas cuatro vidas más.
Todo apuntaba a un sabotaje, pero debido a la coincidencia asombrosa de la fecha y hora del hundimiento con el accidente ocurrido en 1908, muchos pensaron que el fantasma de un marinero del Gladiator había sido el responsable.
U-31
El 13 de enero de 1915 zarpó de Wilhemshaven el submarino U-31, el primero de su
clase. Lo que no sabían ni el capitán Siegfried Wachendorff ni sus 30 marineros
era que iniciarían una travesía de la que jamás regresarían.
Aquél día había mar gruesa frente a la costa británica y ante la oscuridad de la noche que se avecinaba, y con los hombres cansados de la dura travesía en condiciones casi de tormenta, el submarino se sumergió al fondo para pasar la noche.
Durante 6 meses nada más se supo del submarino hasta que unos pescadores británicos encontraron allí al tiburón de metal varado cerca de Yarsmouth. La inspección del submarino desveló un dantesco espectáculo: todo se encontraba en perfecto estado, cada utensilio y cada carta naútica estaba en su lugar... incluidos los marineros que yacían muertos en sus literas como si se hubieran acostado en un sueño del que nunca hubieran despertado...
¿Pero que sucedió a este infortunado submarino? ¿Qué misteriosos acontecimientos habían llevado al U-31 a su suerte, casi evocadora del Mary Celeste? Un equipo de técnicos británicos halló la solución.
Aquél día había mar gruesa frente a la costa británica y ante la oscuridad de la noche que se avecinaba, y con los hombres cansados de la dura travesía en condiciones casi de tormenta, el submarino se sumergió al fondo para pasar la noche.
Durante 6 meses nada más se supo del submarino hasta que unos pescadores británicos encontraron allí al tiburón de metal varado cerca de Yarsmouth. La inspección del submarino desveló un dantesco espectáculo: todo se encontraba en perfecto estado, cada utensilio y cada carta naútica estaba en su lugar... incluidos los marineros que yacían muertos en sus literas como si se hubieran acostado en un sueño del que nunca hubieran despertado...
¿Pero que sucedió a este infortunado submarino? ¿Qué misteriosos acontecimientos habían llevado al U-31 a su suerte, casi evocadora del Mary Celeste? Un equipo de técnicos británicos halló la solución.
Mientras estaba sumergido y
debido a la agitación del mar, el agua marina debió penetrar en el interior de
los acumuladores eléctricos. La sal que contiene el agua de mar se había
separado en sus compuestos químicos, sodio y cloro. El cloro emanado en forma de
gas había sido el invisible asesino que se había extendido por el interior del
submarino acabado con las vidas de los agotados marineros que perecieron
mientras descansaban plácidamente en sus exiguos habitáculos.
Sin embargo su metálica tumba en el lecho marino no se resignó a su suerte, pues día a día y burbuja a burbuja, el aire fue penetrando en los tanques de lastre del submarino hasta que, liberados del peso del agua que lo mantenía presa de las profundiades, se desprendió del fondo marino y volvió a quedar a merced de las olas.
Días más tarde y arrastrado por la corriente, llegó a las costas de Albion donde fue encontrado y sus misterios desentrañados. Así terminaba el periplo del U-31 y sus tripulantes que tras su desafortunada travesía por fin pudieron econtrar la paz.
Sin embargo su metálica tumba en el lecho marino no se resignó a su suerte, pues día a día y burbuja a burbuja, el aire fue penetrando en los tanques de lastre del submarino hasta que, liberados del peso del agua que lo mantenía presa de las profundiades, se desprendió del fondo marino y volvió a quedar a merced de las olas.
Días más tarde y arrastrado por la corriente, llegó a las costas de Albion donde fue encontrado y sus misterios desentrañados. Así terminaba el periplo del U-31 y sus tripulantes que tras su desafortunada travesía por fin pudieron econtrar la paz.
La leyenda del “Queen Mary” y sus fantasmas.
Hoy en día es un hotel de lujo en Long Beach, pero mucha gente no se atreve a entrar en él por estar considerado uno de los centros con mas actividad paranormal del mundo, de hecho hay registros de hasta 55 “manifestaciones” diferentes en varias zonas del inmenso buque y en junio de 2001 la NBC realizo un recorrido interactivo de los fenómenos que ocurrían en el barco. Estos son algunos de ellos:
La puerta 13 de la sala de máquinas: El 10 de Julio de 1.966 se realizaron trabajos de mantenimiento en las puertas herméticas de la sala de máquinas. John Pedder realizó el trabajo de mantenimiento. Era un empleado muy joven, apenas 18 años. Aunque aparentaba algo mayor por la barba que tanto le gustaba tener. Vestía su típico mono azul, lleno de grasa. En un desgraciado descuido, John fue aplastado por la puerta nº 13, muriendo en el acto. Tiempo después, se amontonaron los testimonios de tripulantes y viajeros, que dicen haber visto a un hombre joven con barba, vestido de azul, caminando por el pasillo de la sala de máquinas y desapareciendo en la puerta nº 13.
Una guía turístico avanzaba por el pasillo cuando tuvo la típica sensación de ser observada por alguien. Al girarse pudo ver como una figura se desvanecía delante de sus propios ojos. Inmediatamente, notificó lo sucedido. La descripción que realizó coincidía con los rasgos de John Pedder. Se le mostró un conjunto de fotos para ver si podía identificarlo. De entre toda la muestra, identifico la foto de John Pedder.
La guardería de 3º clase: En uno de los numerosos viajes que el Queen Mary ha realizado por el Atlántico. Una mujer dio a luz. El bebé, que los padres decidieron llamar Leigh Travers Smith. Y fue traído a esta guardería. Pero algo no fue bien. A las pocas horas de su nacimiento murió. Existen testimonios que aseguran haber escuchado, durante la noche, el llanto de un bebé procedente de la guardería. Muchos lo atribuyen al niño, Leigh Travers Smith.
El Salón de la Reina: es un salón de primera clase, donde no falta ningún detalle. Pero la opulencia y el glamour, no está reñida con experiencias extrañas que han vivido muchos de los que han disfrutado de los privilegios de esta estancia.
En una de las tantas visitas guiadas, que grupo de turistas protagonizan. Una niña, que nos visitó con sus padres, afirmó insistentemente que veía a una mujer. Pero lo cierto es que nadie vio, excepto la niña. Ella no dejó de señalarla con él dedo diciendo: “está ahí”. La niña describió a la enigmática visión como una mujer joven y guapa. Ninguno de aquellos turistas imaginó, es que hay informes que recogen testimonios de tripulantes y viajeros, que aseguran haber visto en este salón , a una mujer joven, muy hermosa y vestida de traje de noche blanco, reluciente. Hay quien afirma, que la ha visto bailar elegantemente entre las sombras del salón. Son tan numerosos sus apariciones, a lo largo de la historia del barco, que le han puesto un apodo : “la mujer de blanco”.
Primera clase: a lo largo de la historia del Queen Mary, son numerosos los informes de hechos extraños ocurridos en las habitaciones más lujosas: el sonido del correr del agua de los grifos en mitad de la noche, y posteriormente comprobar que ningún grifo se abrió; el teléfono sonando a altas horas de la noche, sin que nadie haya realizado la llamada; pasajeros que se quejan que la habitación de al lado hacen mucho ruido y no le dejan descansar, sin embargo, se comprobó que la habitación de al lado no estaba ocupada.
En una reciente visita turística guiada. Uno de los turistas, sacó una foto a un espejo de una suite. Al revelarla, comprobó con extrañeza, que en el espejo se reflejaba un hombre extraño. El guía encargado de atender a esta visita, negó rotundamente, que el hombre del espejo fuera parte del grupo de turistas. En un examen minucioso de la fotografía, se comprobó que tanto el peinado del extraño hombre y sus ropas pertenecían a varias décadas pasadas, concretamente a los años 30.
Las piscinas de primera clase: a este lugar es de acceso restringido. Solo se permite las visitas guiadas. En estas piscinas, es donde más hechos extraños han ocurrido. Son muchos los pasajeros que han comprobado, con cierto grado de horror: como aparecen y desaparecen sin explicación racional, señoras con trajes de baños de época caminando por el borde de la piscina; el sonido del chapotear del agua, como si alguien nadase, cuando en el agua no había nadie; a veces, se han visto avanzar estelas, como las se producen al nadar, pero en esas ocasiones nadie nadaba; en otras ocasiones, se vio como avanzaba las huellas mojadas de un pie invisible.
En la piscina de primera clase, se produjeron dos hechos luctuosos. Dos mujeres se ahogaron, una en la década de los 30 y la otra en la de los 60.
Han sido tanto los testigos que aseguran haber vistos hechos sorprendentes, que en los últimos años, se ha decido instalar una cámara.
El barco participó activamente en la segunda guerra mundial. Fue pintando de gris camuflaje y se bautizó como “El Fantasma Gris”. Era tan codiciado por los adversarios nazis, que se ofreció 250.000 dólares de recompensa y la Cruz de Hierro para el capitán de submarino que lograra hundirlo. En unas maniobras nuestro Fantasma Gris embistió al barco inglés Curacoa. Más de 300 soldados ingleses perdieron la vida en aquel accidente. Cuarenta años después de los hechos relatados, se habilitó el lugar exacto de la colisión, para que un equipo de televisión dejara cámaras grabando, evidentemente en aquellos momentos en el lugar, solo estaban las cámaras. Al comprobar las grabaciones, el audio recogió: voces, gritos y golpes que algunos lo atribuyen a los soldados ingleses del Curacoa.
La cocina: pero estas muertes no fueron las únicas en tiempos de guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial se produjo el asesinato de un cocinero a manos de sus compañeros. Aún hoy, hay personas que aseguran escuchar los gritos del cocinero.
Estupenda y completa página, de las mejores que he visto y toda una ispìración para la novela que estoy escribiendo. ¡Gracias!
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