Unas excavaciones en las obras de construcción de una carretera cerca de Gliwice, Polonia, han hecho que los trabajadores se llevaran una sorpresa. Descubrieron lo que parecía un antiguo cementerio de vampiros.
Cuando se realizó el descubrimiento, los arqueólogos en el lugar descubrieron que efectivamente, se trataba de un cementerio, pero un cementerio muy particular. Un cementerio de vampiros.
Los cuerpos en él enterrados habían sido decapitados y sus cabezas estaban colocadas entre las piernas. El decapitar a un presunto vampiro era una práctica habitual en la Europa medieval. De esta manera se aseguraban que los muertos siguieran muertos. Otro hecho curioso es que junto a los esqueletos no se encontró ningún tipo de pertenencia terrenal, ni siquiera joyas.
Los restos podrían datar del siglo XVI.
Este descubrimiento ocurre u año después de que los arqueólogos descubrieran en Bulgaria los cadáveres de dos `vampiros` en excavaciones realizadas en un monasterio cerca de Sozopol, junto al Mar Negro, ambos con más de 800 años de antigüedad y cuyos cuerpos estaban atravesados en el pecho con pesadas varillas de hierro. Un portavoz del Museo Bozidhar Dimitrov de Bulgaria dijo que se han encontrado hasta 100 "cadáveres de vampiros" en el país en los últimos años. "Estos restos humanos ilustran una práctica que era común en algunas aldeas búlgaras hasta la primera década del siglo XX ", explicó.
Incluso hoy en día, el vampiro sigue siendo una amenaza muy real en la mente de los pobladores de algunas de las comunidades más remotas de Europa del Este, donde ajos y crucifijos se manejan fácilmente, y donde los cuerpos son a veces exhumados para atravesar el corazón del cadáver. La idea de vampiros chupadores de sangre que se aprovechan de la carne de los vivos se remonta a miles de años atrás y era común en algunas antiguas culturas.
Los arqueólogos han descubierto recientemente 3.000 tumbas en la República Checa, por ejemplo, donde los cuerpos habían sido cargados de piedras para evitar que los muertos pudieran salir de sus tumbas. El advenimiento del cristianismo alimenta las leyendas de vampiros, ya que eran considerados la antítesis de Cristo. En la Edad Media, cuando la Iglesia era todopoderosa y la amenaza a la condenación eterna estaba muy presente, el miedo a los vampiros era omnipresente.
En algunos casos, los muertos eran enterrados con un ladrillo metido en la boca para evitar que se levantara y pudiera comerse a los que habían perecido por la peste. Los registros muestran que en el siglo XII, en la frontera escocesa, una mujer dijo que estaba siendo aterrorizada por un sacerdote muerto que había sido enterrado en la abadía de Melrose tan sólo unos días antes. Cuando los monjes abrieron la tumba, afirmaron haber encontrado el cadáver sangrando sangre fresca.
El cadáver del sacerdote, muy conocido por haber descuidado sus deberes religiosos, se quemó. La creencia en los vampiros floreció principalmente en los países de Europa del Este y Grecia, donde sin embargo no tenían tradición de creer en brujas. Y al igual que con las brujas en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, el vampiro se convirtió en el chivo expiatorio de los males de la comunidad. El mundo "civilizado" descubrió estas creencias en los vampiros en el siglo XVIII, cuando los imperios occidentales ampliaron sus fronteras y se llegó a zonas remotas de Europa Central y Oriental.
Cuando se realizó el descubrimiento, los arqueólogos en el lugar descubrieron que efectivamente, se trataba de un cementerio, pero un cementerio muy particular. Un cementerio de vampiros.
Los cuerpos en él enterrados habían sido decapitados y sus cabezas estaban colocadas entre las piernas. El decapitar a un presunto vampiro era una práctica habitual en la Europa medieval. De esta manera se aseguraban que los muertos siguieran muertos. Otro hecho curioso es que junto a los esqueletos no se encontró ningún tipo de pertenencia terrenal, ni siquiera joyas.
Los restos podrían datar del siglo XVI.
Este descubrimiento ocurre u año después de que los arqueólogos descubrieran en Bulgaria los cadáveres de dos `vampiros` en excavaciones realizadas en un monasterio cerca de Sozopol, junto al Mar Negro, ambos con más de 800 años de antigüedad y cuyos cuerpos estaban atravesados en el pecho con pesadas varillas de hierro. Un portavoz del Museo Bozidhar Dimitrov de Bulgaria dijo que se han encontrado hasta 100 "cadáveres de vampiros" en el país en los últimos años. "Estos restos humanos ilustran una práctica que era común en algunas aldeas búlgaras hasta la primera década del siglo XX ", explicó.
Incluso hoy en día, el vampiro sigue siendo una amenaza muy real en la mente de los pobladores de algunas de las comunidades más remotas de Europa del Este, donde ajos y crucifijos se manejan fácilmente, y donde los cuerpos son a veces exhumados para atravesar el corazón del cadáver. La idea de vampiros chupadores de sangre que se aprovechan de la carne de los vivos se remonta a miles de años atrás y era común en algunas antiguas culturas.
Los arqueólogos han descubierto recientemente 3.000 tumbas en la República Checa, por ejemplo, donde los cuerpos habían sido cargados de piedras para evitar que los muertos pudieran salir de sus tumbas. El advenimiento del cristianismo alimenta las leyendas de vampiros, ya que eran considerados la antítesis de Cristo. En la Edad Media, cuando la Iglesia era todopoderosa y la amenaza a la condenación eterna estaba muy presente, el miedo a los vampiros era omnipresente.
En algunos casos, los muertos eran enterrados con un ladrillo metido en la boca para evitar que se levantara y pudiera comerse a los que habían perecido por la peste. Los registros muestran que en el siglo XII, en la frontera escocesa, una mujer dijo que estaba siendo aterrorizada por un sacerdote muerto que había sido enterrado en la abadía de Melrose tan sólo unos días antes. Cuando los monjes abrieron la tumba, afirmaron haber encontrado el cadáver sangrando sangre fresca.
El cadáver del sacerdote, muy conocido por haber descuidado sus deberes religiosos, se quemó. La creencia en los vampiros floreció principalmente en los países de Europa del Este y Grecia, donde sin embargo no tenían tradición de creer en brujas. Y al igual que con las brujas en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, el vampiro se convirtió en el chivo expiatorio de los males de la comunidad. El mundo "civilizado" descubrió estas creencias en los vampiros en el siglo XVIII, cuando los imperios occidentales ampliaron sus fronteras y se llegó a zonas remotas de Europa Central y Oriental.
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