Este implacable ser se parece a un ave y a un reptil a la vez. Tiene cabeza de gallo, cresta roja escarlata y su cuello es largo y ondulante como una culebra.
Su pequeño cuerpo tiene forma de ave, con pequeñas alas y patas, con las cuales apenas puede andar arrastrándose. Durante el día se oculta bajo el piso o 'enraje' de la casa en donde habita.
Al anochecer, cuando todos duermen, sale de su escondite emitiendo un repetitivo, monótono y hechizante canto parecido al del gallo, que adormece más aún a los que duermen en la casa. De esta manera se introduce con mucho cuidado en los dormitorios de los moradores de la casa, para absorverles el aliento y succionarles la saliva.La víctima pierde el apetito y va enflaqueciendo cada vez más y más. Aparece una fuerte y persistente tos, y la palidez invade su rostro. Poco a poco la actividad motriz del infortunado disminuye, así como su respirar se hace cada vez más dificultoso.
El final es inevitable. Uno a uno van enfermando y muriendo los desafortunados moradores de la casa, y la única forma de acabar con el terrible Basilisco es prenderle fuego al edificio.
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