LAS FIGURAS DE ACÁMBARO.
Los estudiosos no se enfrentarían a un serio problema si huellas como las de Glen Rose y otras fueran las únicas que sirvieran para apoyar la tesis que sostiene que una supuesta humanidad habría convivido con los dinosaurios. En un edificio de la municipalidad mexicana de Acámbaro, en el estado de Guanajuato, se almacenan miles de figuras de barro que representan seres y escenas diversas. Entre ellas destacan gran numero de estatuillas antropomorfas, y lo que es más desconcertante, un sinnúmero de representaciones de reptiles prehistóricos. ¿Quién fue capaz de esculpirlas sin saber como eran los dinosaurios? ¿Quién las llevó hasta allí? ¿Quién las descubrió?. Un tal William N. Rusell habló ya de ellas en 1935, en un texto titulado'Report on Acámbaro'. Hasta la fecha, los estudios han arrojado un resultado dispar. Por una parte, las figuras recopiladas por el profesor Charles Hapgood en las inmediaciones de la localidad y que parecían ser del mismo tipo que las anteriores, poseían la suficiente materia orgánica como para ser sometidas a la prueba del carbono 14. Los análisis arrojaron que tenían entre 3.600 y 6.500 años de antigüedad.
El hombre conviviendo con dinosaurios
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