Todos los misterios pueden ser aclarados, y ello acaba de suceder, respecto al azul maya, gracias al equipo de investigadores mexicanos de la UNAM dirigidos por M. José Yacamán. En el último número de la revista SCIENCE publican sus hallazgos, obtenidos mediante el uso de sofisticadas técnicas instrumentales: microscopio electrónico de alta resolución, espectroscopía de pérdida energética electrónica, microanálisis de rayos X, etcétera. Los resultados han demostrado que el azul maya contiene arcillas, principalmente paligorskita mezclada con algo de sepiolita y de montmorillonita, que por sí mismas son polvos blancos. También contiene índigo, un colorante de origen vegetal, presente en plantas del género Indigofera e Isatis, que era conocido por las antiguas civilizaciones de Asia, Egipto, Europa y precolombinas. Pero el índigo es poco resistente a los agentes químicos o físicos. La clave de la obtención del azul maya, descubierta por los investigadores, era el calentamiento de las arcillas con el índigo a 150 ºC durante 20 horas. Nosotros podemos saber, ahora, que con ello se produce una cristalización especial con lo que los cristales de paligorkita forman una malla característica en la que quedan incrustadas dos tipos de partículas, de tamaño nanométrico. Las situadas interiormente poseen residuos metálicos, principalmente de hierro, mientras que las superficiales contienen principalmente óxido de silicio. En esencia, que los mayas fueron también unos refinados conocedores de la Química.
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