jueves, 29 de noviembre de 2012

El pan maldito de Pont-Saint-Esprit

El “pan maldito” de Pont-Saint-Esprit. ¿Un experimento de la CIA?
 


Transcurrían los calurosos días de agosto de 1951 en el tranquilo y pintoresco pueblo de Pont-Saint-Esprit, en el sur de la Francia rural. La pequeña villa, situada a las orillas del Ródano, se recuperaba lentamente de las penurias de la guerra y en los campos, los olivos y las viñas volvían a lucir como en sus mejores tiempos. La economía local, con ayuda del plan Marshall americano, comenzaba a salir a flote y todo hacía presagiar que los malos tiempos ya habían quedado atrás. Hasta que algo sucedió en el pueblo que quebró por completo la recién estrenada felicidad.
El 17 de agosto, las consultas de los tres médicos que tenía el pueblo se llenaron de vecinos aquejados de síntomas similares; dolores de cabeza y estómago, náuseas y vómitos, mareos… todo parecía apuntar a una intoxicación colectiva por la ingesta de algún alimento. Los médicos no tardaron en cerrar el cerco de la intoxicación en el pan de una de las dos panaderías del pueblo, la panadería de Roch Briand.
Pero lo que en un principio parecía una simple intoxicación se tornó en unas horas en algo nunca visto por los doctores. Muchos de los enfermos comenzaron a mostrar síntomas más preocupantes como convulsiones y alucinaciones. Una extraña locura se apoderó de cientos de personas que corrían, gritaban y se agitaban sin control.

El Dr. Gabbai solicitó la ayuda del profesor Gerald de la Facultad de Medicina de Montpellier para intentar, entre todos, hallar una solución al problema. Mientras tanto se sucedían en las calles y casas del pueblo los primeros intentos de suicidio y… las primeras muertes.
Apenas unos días después del primer brote, los infectados llegaban casi a trescientos. Entre los enfermos los casos de alucinaciones tenían cada vez consecuencias más catastróficas. Un enfermo con la mirada perdida repetía sin cesar que él ya estaba muerto, una niña veía continuamente a un tigre que quería atacarla, un muchacho de 11 años trataba de estrangular a su propia madre, otro creía que tenía serpientes en su estómago, un hombre saltaba desde un segundo piso al grito de “¡Soy un avión!”, algunos se veían rodeados de llamas e incluso un hombre pensaba que de su cuerpo brotaban flores rojas.
Las ambulancias no daban abasto para transportar a los enfermos más graves a los hospitales cercanos. Todos hacían lo que podían pero en la población se había instaurado un pánico colectivo que hacía casi imposible la más mínima organización. La noche del 24 de agosto fue calificada por uno de los médicos como “mi noche del Apocalipsis”. Otro de los médicos, el Dr. Fuller comentó acerca de aquella noche “toda aquella noche, coches, carretas, todo tipo de medios de transporte trajeron al hospital a enfermos gimientes o aulladores, presa de visiones de violencia o de miedo”.
Pasado lo peor, se hizo balance de los afectados. Los informes de la época reportan a casi trescientos infectados de mayor o menor gravedad que fueron atendidos en el mismo pueblo o en los hospitales más cercanos. Según las fuentes, entre cinco y siete personas perdieron la vida, cuatro de ellos suicidándose a causa de las alucinaciones y el resto por paradas cardio-respiratorias. La mayoría de los afectados se recuperaron de la intoxicación en unas semanas sin mayores consecuencias, pero entre cincuenta y sesenta personas hubieron de ser ingresadas en distintos hospitales psiquiátricos pasando allí, algunos de ellos, el resto de su vida.
¿Qué ocurrió durante aquellos días de agosto en Pont-Saint-Esprit? ¿Qué fue lo que indujo a esa locura momentánea a cientos de personas?
En un principio la confusión fue total y todos tenían alguna teoría para explicar lo sucedido en el pueblo. Primero se acusó al panadero, un antiguo candidato del Rassemblement du peuple français (RPF), protegido de un consejero del general de Gaulle, luego a su ayudante, al agua de las fuentes, a las modernas máquinas de batir, a potencias extranjeras, a la guerra bacteriológica, al diablo, a la Compañía Nacional de Ferrocarriles Franceses, al Papa, a Stalin, a la Iglesia e incluso a las nacionalizaciones. La prensa local, a falta de un diagnóstico claro de la enfermedad, exigía conocer la identidad de la persona o personas responsables del mal. Como respuesta, las autoridades llegaron a ordenar la detención de un molinero de Poitiers, que se encargaba del abastecimiento de la harina empleada en Pont-Saint-Esprit, y fue encarcelado en Nîmes sin tener en cuenta que el pan que se elaboró en la otra panadería del pueblo se hizo con la misma harina y, en cambio, los que lo comieron no sufrieron el contagio.

Cornezuelo
 
Todos recordaron en aquella época los brotes de Coreomanía que se sucedieron en el norte de Europa tiempos atrás en los que centenares de personas sufrieron unos extraños contagios a causa del cornezuelo del centeno, y que les hacían bailar hasta caer exhaustos. Y según parece, el origen de los ataques alucinatorios de este lugar también fueron causados por este mismo hongo. El ergotismo es una enfermedad que sobreviene como consecuencia de la ingesta de pan —especialmente de centeno— infectado por cornezuelo (Claviceps purpurea), un hongo parásito que ataca a los cereales, y uno de cuyos alcaloides principales es el ácido lisérgico. Fue el Dr. Thullier quien en 1670 relacionó la sintomatología observada con la intoxicación accidental por cornezuelo. Desde entonces, los médicos han distinguido tres formas principales de ergotismo: gangrenoso, convulsivo y alucinógeno. Y éste fue el diagnóstico final que se dio al brote de Pont-Saint-Esprit, dando el caso médico por zanjado, pese a que a muchos no les convenció demasiado esta idea mientras se preguntaban el porqué el brote había sido tan localizado y no había afectado a los pueblos de los alrededores, consumidores de harina de la misma procedencia.
En este punto y antes de pasar a tiempos más actuales haré un pequeño inciso en la visita al lugar desde Suiza de Albert Hofmann, descubridor o “inventor” del LSD en 1938, que acudió al pueblo en un intento de dar explicación para el repentino ataque de locura.
Pasaron los años y el tema fue quedando en el olvido, esporádicamente algún investigador lo rescataba para exponer sus propias hipótesis como la de R. L. Bouchet que aventuró la posibilidad de que la intoxicación fuera provocada por la presencia de metilo de mercurio, un agente fungicida actualmente prohibido pero empleado en el cultivo de los cereales durante los años 50. Otra hipótesis fue la de C. Moreau que apuntó a que el causante de la enfermedad fue el Aspergillus fumigatus, un moho que afecta a los cereales.

Pero los episodios epidémicos de Pont-Saint-Esprit vuelven a los titulares en la actualidad por otra hipótesis bastante más alarmante y atrevida. Una hipótesis que acusa directamente a la CIA como causante de la infección.
El periodista estadounidense Hank Albarelli publicó en 2009 un libro que recoge los resultados de su investigación sobre experimentos secretos que la CIA llevó a cabo en el período de la Guerra Fría. Según el periodista, ampliamente citado por la prensa francesa, el “pan maldito” de Pont-Saint-Esprit contenía dietilamida de ácido lisérgico, o LSD, que la CIA pretendía examinar sus efectos.
Supuestamente, la CIA quiso primero esparcir el LSD sobre Pont-Saint-Esprit desde el aire, pero el método no funcionó, así que la sustancia fue agregada finalmente a la harina de pan. Ciertos colaboradores de la farmacéutica suiza Sandoz, que inventó el LSD en 1938, hacen referencia al “secreto de Pont-Saint-Esprit” y a “dietilamida” en una conversación con agentes de la CIA que Albarelli reproduce en su libro.
En el libro titulado “Un error terrible: El asesinato de Frank Olson y experimentos secretos la CIA durante la Guerra Fría”, Albarelli no se muerde la lengua y asegura sin tapujos que la SOD (Departamento Especial de Operaciones) y la CIA (Agencia Central de Inteligencia), realizaron en este pequeño pueblo un experimento biológico y que lo hicieron ante las narices de los servicios secretos franceses.

Parece ser que el libro está muy bien documentado y que Albarelli habría recopilado información confidencial que apuntaría claramente hacia este hecho. Tal es así que el gobierno francés, tras la publicación del libro, ha exigido explicaciones al gobierno de los EE.UU.
Según parece, los laboratorios Sandoz en Suiza habrían sido los suministradores de LSD tanto del Ejército como de la CIA. Los experimentos con alucinógenos tenían como fin el control mental de la población y habrían estado dirigidos por la División de Operaciones Especiales de Alto Secreto del Ejército de los EE.UU en Fort Detrick, Maryland. En un principio estaba programado realizar el experimento en el metro de Nueva York, pero las incertidumbres y los miedos de que tal afrenta al pueblo americano saliera a la luz hicieron que cambiaran los planes. Cuanto más lejos mejor y ¿Por qué no? Un pequeño pueblo de la Provenza francesa al que nadie prestaría demasiada atención y donde, precisamente, acudiría Albert Hofmann para supuestamente prestar ayuda y, ya de paso, realizar el informe sobre los efectos en la población del experimento.
A priori puede parecer una acusación bastante arriesgada, pero las fechas cuadran bastante bien. Pocos años después comienzan en EE.UU los experimentos controlados con voluntarios para ver los efectos de las drogas psicoactivas, especialmente el LSD, psilocibina, mescalina, la cocaína, la alfa-metiltriptamina y N-dimetiltriptamina. Todos recordaréis sin duda la famosa novela y película “Alguien voló sobre el nido del cuco“, que se inspiró precisamente en estos experimentos.
Albarelli dijo que la verdadera “pistola humeante” era un documento que la Casa Blanca envió a los miembros de la Comisión Rockefeller creada en 1975 para investigar abusos de la CIA. Contenía los nombres de un número de ciudadanos franceses que habían sido secretamente contratados por la CIA y hacía referencia directa al “incidente de Pont-Saint-Esprit.” En su afán por investigar al LSD como un arma ofensiva, Albarelli denunció además que el Ejército de los EE.UU drogó a más de 5.700 militares estadounidenses que no fueron voluntarios entre 1953 y 1965.
 
Los habitantes de Pont-Saint-Esprit todavía quieren saber por qué se vieron afectados por tales escenas apocalípticas. “En ese momento la gente especuló con la teoría de un experimento destinado a controlar una revuelta popular”, dijo Charles Granjoh, de 71 años.
“Casi estiro la pata”, dijo a la revista francesa Les Inrockuptibles. “Me gustaría saber por qué.”
¿ Podrá el anciano Granjoh saber esa verdad algún día?

Reportaje Cuarto milenio
parte 1
parte 2
parte 3

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Esqueletos de titanes y gigantes

 

Cadáveres en el Norte de la India de más de 10 metros de altura.

Una reciente actividad de exploración en la región Norte de la India, descubrió los restos de un esqueleto de talla fenomenal. Esta zona del desierto indio se llama Distrito Vacío.
El descubrimiento lo hizo un equipo del National Geographic (División India) con el apoyo del ejército, porque el área es zona militar. El equipo de exploración encontró también tablillas con inscripciones que declaraban que nuestros Dioses de la tradición mitológica (Bahma) habían creado gente de tamaño colosal.
Eran altos, fuertes y poderosos, como para que, poniendo los brazos en torno al tronco de un árbol, pudieran arrancarlo de raíz. Fueron creados para poner orden entre los humanos, porque nosotros pasábamos luchando unos contra otros.
Uno de los hijos de Bhima, de los hermanos Pandava, se piensa que llevaba en sí estos genes. Más tarde, estos seres, con el poder que se les diera, se volvieron en contra de los Dioses y, como resultado, fueron destruidos por el Dios Shiva.
El equipo del Nat Geo cree que los restos pertenecen a esa gente. El Gobierno de la India ha aislado toda el área y nadie puede acceder a ella, salvo el personal del Nat Geo.
 
Los esqueletos de Romita.
 
Visitantes de otras Galaxias o sobrevivientes de civilizaciones desaparecidas como Lemurias o la Atlántida pudieran ser siete esqueletos gigantes encontrados durante una excavación en pleno centro de esta ciudad durante la construcción de un centro cultural y que de acuerdo a la forma de su entierro tuvieron que ser considerados como de alto nivel entre su comunidad seres superiores. Los esqueletos encontrados en esta localidad representan los de más alta estatura en nuestro País pues rebasan los dos metros con cuarenta y cinco centímetros lo que hizo voltear la mirada de investigadores ya que los antiguos pobladores de estos lugares eran de muy baja estatura.
Esta zona es considerada rica arqueológicamente hablando pero a la fecha a tenido poca atención de las autoridades municipales y del Instituto de Antropología e Historia lo qué ha provocado el saqueo indiscriminado de piezas y objetos de las culturas Prehispánicas que con esta acción de la delincuencia se pierden la raíces de nuestro pueblo.
Así lo manifestó el profesor en artes plásticas y escultura Tito Serrano quien fue el participe directo de un gran descubrimiento durante los trabajos de excavación para la construcción de la casa de la cultura de esta localidad y que viene a revolucionar algunas teorías sobre las razas que poblaron este sitio. Esto fue el descubrimiento de siete esqueletos que presentaban características especiales en la
forma de estar sepultados en forma de los Chac Mool de Yucatán en posición fetal con la cabeza recargada sobre vasijas como era la costumbre de nuestros antepasados Otomíes y Chichimecas que habitaron estos lugares.
 Cabe hacer mención que esta forma de entierro solo se hacia con personajes distinguidos por lo que este hallazgo pudiera ser de algunos reyes o sacerdotes ya que los siete estaban acomodados de una manera circular todos con la dirección de sus pies hacia el centro. Pero de acuerdo a sus características antropométricas y gran estatura investigadores ufológicos piensan que estos seres bien pudieron ser provenientes de otra galaxia, la Atlántida o Lemurias civilizaciones desaparecidas en la noche obscura de los tiempos y que probablemente algunos de sus habitantes lograron sobrevivir siendo arrastrados por las corrientes marinas hasta estos lugares y adaptarse a la vida de los nativos a quienes encausaron al desarrollo utilizando sus grandes conocimientos.
No eran normales de acuerdo a su tamaño por este motivo solicitamos la intervención de los expertos del Instituto Nacional de Antropología E Historia nos dice el maestro en artes plásticas Tito Serrano quién fungía como director de la Casa de la Cultura en la administración anterior siendo el presidente municipal Jesús Rocha Reina. Fue precisamente durante las excavaciones para la construcción del nuevo edificio de la casa de la cultura cuando los trabajadores avisaron del hallazgo a sus superiores por lo que los trabajos fueron suspendidos mientras el INAH realizaba las investigaciones afortunadamente el maestro Tito Serrano logro medir las osamentas por lo que determino que los siete esqueletos eran de igual estatura todos median 2 metros con 45 centímetros y el cráneo tenía la forma de una bombilla y con las cavidades oculares demasiado grandes. Los dedos de los pies eran muy largos y uniformes lo que llamo la atención de los investigadores pues los pies humanos tienen una definición descendente de mayor a menor por lo qué estos restos se consideran extraños. Se sabe dice el profesor de arte qué en otros puntos del mundo se han encontrado esqueletos de gran tamaño como por ejemplo en España, Perú e Indonesia pero estos no han rebasado los dos metros con diez centímetros por lo que se puede afirmar que los encontrados en este lugar son los más estatura del mundo.

Desafortunadamente parece ser que a las nuevas autoridades de la cultura e historia de esta localidad no les interesa ya que a la fecha nadie ha indagado acerca de estos restos que el INAH tiene en custodia en Guanajuato capital o en México y sería bueno que se gestionara su traslado al sitio en donde fueron localizados para que sean exhibidos como fomento al turismo.
Han pasado ya muchos años de este hallazgo y no hay información con respecto a los esqueletos gigantes encontrados en este pueblo hay muchas especulaciones algunos afirman que por tratarse de seres Extraños fueron llevados a los Estados Unidos para ser estudiados por la NASA aunque no hay nada concreto.Grupo Alarma de Investigación Paranormal encontró en la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo que Hernán Cortes pregunto a Massecasi y Xicotenca de Táscala de donde provenían los aztecas ellos respondieron que sus antecesores les habían dicho que en los tiempos pasados había allí entre ellos poblados de hombres y mujeres muy altos de cuerpo y de grandes huesos. Y que porque eran muy malos y de malas maneras que los mataron peleando con ellos y los que quedaron huyeron y murieron de viejos por lo que trajeron unos huesos como zancarrones de la rodilla a la cadera yo me medí ante el y era tan alto como yo atestiguo Díaz del castillo y así quedo asentado en sus crónicas. ¿Serian algunos de estos seres que llegaron a este lugar?
esquelto gigante
 

domingo, 18 de noviembre de 2012

La misteriosa montaña de los muertos-Montes Urales

El suceso aún en nuestros días es un gran misterio sin resolver en el que durante el año 1959, un grupo de nueve alpinistas rusos murieron bajo circunstancias misteriosas en los Montes Urales.
El terrible suceso tuvo lugar en febrero de 1959, cuando unos alpinistas se preparaban para realizar una expedición a la cordillera montañosa. El clima acompañaba las espectativas del grupo de estudiantes del Instituto Politécnico Ural a cargo de Igor Dyatlov, de 23 años, quien era un esquiador y alpinista experimentado.




El 25 de enero de 1959, diez esquiadores de la antigua Unión Soviética, se reunieron al norte de los Montes Urales para participar en una expedición que prometía ser divertida, esquiando monte a través por una ruta conocida, que supondría un ejercicio de entrenamiento para una futura expedición a las regiones árticas, más difíciles y peligrosas, o eso creían ellos.
Momentos antes de emprender el viaje hacia la base del monte Otorten nadie se podría haber imaginado el destino de tal odisea. Al llegar al último lugar de aprovisionamiento el día 28 de enero, un miembro del equipo llamado Yuri Yudin, enfermó repentinamente, lo que le obligó a quedarse allí para recuperarse ante la imposibilidad de seguir el ritmo del resto del grupo de estudiantes.
Paradójicamente, aquella circunstancia se convirtió para su protagonista en un suceso providencial. Desanimado, Yudin se despidió de sus nueve compañeros. Esta sería la última vez que los vería con vida. Cuando Yury se despidió de Igor, este le dijo que si el clima empeoraba, la fecha de regreso, prevista para el día 12 de Febrero podría postergarse.



Ese fue uno de los motivos de que nadie se percatara de la posterior desaparición del grupo de alpinistas. Tal y como Igor lo había previsto, el clima empeoró, y ésto obligó a al grupo de jóvenes a desviarse de su curso, para formar un campamento desde el cual esperar a que las condiciones del clima mejoraran.
Según los cálculos realizados y las previsiones del equipo, llegaron al lugar el 1 de febrero. Todos murieron durante la noche. Una vez que llegaron al lugar ,



La fecha prevista de regreso era el 11 de febrero. Una vez hubieran llegado al campamento de Vizhai, tenían previsto envíar telegramas a sus parientes anunciando el éxito de la misión. Al transcurrir más de una semana y no tener noticias de los jóvenes, las familias piden al Instituto Politécnico que comience su búsqueda. El rastreo empezó el 21 de febrero, pero no tardan en darse cuenta de la complejidad del rescate y se pide ayuda militar y civil.
El día 20 de Febrero, los familiares de los jóvenes dieron la voz de alarma ante la ausencia de noticias de sus seres queridos.
Ese mismo día se movilizó un equipo de rescate con miembros de la policía y del ejército y por un grupo de profesores y alumnos de la actual Universidad Técnica de los Urales.

¿Cómo encontraron el campamento y los cadáveres los investigadores?


 Después de varios días de búsqueda, encontraron el último campamento en el que se habían establecido los estudiantes. El estado del campamento no presagiaba nada bueno. Las tiendas estaban totalmente rajadas desde dentro y cubiertas parcialmente por nieve.
No había nadie en su interior, pero, extrañamente, los objetos personales, incluso la ropa de abrigo, permanecían allí. Al revelar las fotos de las cámaras que los jóvenes habían dejado atrás como mudos testigos de lo sucedido, se determinó que el grupo había acampado en ese lugar el 2 de febrero hacia las cinco de la tarde.
El equipo de rescate encontró también un conjunto de huellas en línea recta que partían de las tiendas de campaña. Los expertos aseguraron que pertenecían a un grupo de unas ocho o nueve personas, lo que demostraría que todos los estudiantes huyeron prácticamente desnudos. Unos llevaban calcetines y otros, una única bota, pero algunos escaparon con los pies descalzos. Las huellas se hundían unos 90 cm en la nieve y no revelaban signos de violencia ni la presencia de alguien ajeno al grupo. Conducían hacia una pequeña cuesta que llevaba a una masa arbolada cercana, pero tras 500 m desaparecían sin dejar rastro.


En el borde del bosque aparecieron los cuerpos sin vida de dos de los estudiantes desaparecidos: Georgi Krivonischenko, de 24 años, y Yuri Doroshenko, de 21. Sus cadáveres descansaban bajo un gran pino vestidos únicamente con ropa interior y sin signos externos de violencia. Junto a ellos se veían los restos de una hoguera y algunas ramas del pino destrozadas. A pocos metros, en un claro de la arboleda, yacían los cuerpos de Rustem Slobodin, de 22 años, de Zina Kolmogorova, de 22 años, y de Igor Dyatlov, de 23.


Por la posición de los cadáveres, parecía que los jóvenes habían tratado infructuosamente de llegar al campamento.
Este espeluznante hallazgo provocó que se pusiera en marcha una investigación. La autopsia que se realizó a los cinco cuerpos no arrojó datos relevantes: los estudiantes habían muerto por hipotermia y no presentaban lesiones externas. Tan solo uno tenía una pequeña fractura en el cráneo que no había sido la causa de su muerte.
Y es que, salvo por los detalles escabrosos que presentaba el campamento y el hecho de que los estudiantes lo abandonaran sin ropa, todo lo sucedido entraba dentro de los parámetros de lo aparentemente lógico. Pero aún quedaban por encontrar cuatro de los estudiantes. El descubrimiento de sus cuerpos dio un dramático giro a los acontecimientos.
La tarea de encontrar los cuerpos restantes duró casi dos meses. Los cuatro estaban enterrados bajo 5 m de nieve cerca de una especie de pequeño barranco, próximo al lugar donde se habían encontrado los cuerpos de las otras víctimas.
Eran Nicolas Thibeaux-Brignollel, de 24 años, Ludmila Dubinina, de 21, Alexander Zolotaryov, de 37, y Alexander Kolevatov, de 25. El cráneo de Thibeaux estaba prácticamente destrozado por dentro, y Zolotaryov y Dubinina tenían varias costillas rotas. Además, la muchacha no tenía lengua. Pese a ello, las lesiones externas que presentaban eran prácticamente inapreciables. Y, al contrario que los demás, estaban vestidos.
Parecía como si los últimos en morir se hubieran apropiado de las ropas de quienes habían fallecido primero, ya que el cuerpo de Zolotaryov vestía un abrigo de piel y un sombrero de Dubinina, mientras que los pies de esta última estaban envueltos en los pantalones de Krivonischenko.
Después de tres meses de análisis, la investigación sobre el caso se dió por finalizada sin llegar a ninguna conclusión. Sin testigos, sin nadie a quien acusar y sin pruebas sustanciales sobre lo que realmente ocurrió en aquel lugar. El caso quedó bajo secreto de sumario y se prohibió el acceso a la zona donde habían ocurrido los hechos durante los tres años siguientes.
Hasta el momento se han desclasificado muy pocos documentos al respecto. Pero, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por acallar este espeluznante suceso, los compañeros y los familiares de los jóvenes impulsaron la creación de una organización que se ha dedicado a tratar de desentrañar el misterio durante más de cincuenta años; la Fundación Dyatlov.

POSIBLES CAUSAS DE LA MISTERIOSA MUERTE

Los Indios Mansi.

 

Según los documentos desclasificados sobre el caso de los Urales, en un primer momento se creyó que los índios Mansi, nativos de la región, podrían haber atacado al grupo de exploradores por haber entrado en sus tierras sin permiso. Esta idea fue rápidamente descartada debido a que no se encontró evidencia que la respalde, como huellas ajenas al grupo de jóvenes esquiadores.
Por otra parte, estudios previos de la cultura Mansi mostraron que las tierras de Otorten y Kholat-Syakhl en las que se desencadenaron los hechos no eran consideradas como sagradas por ésta tribu de indígenas.

Un experimento Militar

De acuerdo a como se sucedieron los hechos, a la prescencia de los militares durante la organización de la búsqueda de los jóvenes, así como el momento histórico en el que se produjeron los acontecimientos algunos sostienen que los esquiadores fueron víctimas de un experimento militar, que acabó en desastre. Incluso es posible que se tratara de un fallido lanzamiento de un misil o un cohete, aunque el cosmódromo de Baikonur (Kazajstán) no conserva expediente alguno de una iniciativa de este tipo.
Así lo confirmó Alexander Zeleznyakov, historiador especializado en misiles soviéticos y alto funcionario de la Corporación de Energía Espacial Soviética. Asimismo, el Ministerio de Defensa y la Oficina de Atención Ciudadana aseguraron que ellos tampoco tenían constancia de que se hubieran llevado a cabo experimentos en los Urales que coincidieran en las fechas y en el lugar con el suceso. A pesar de todo, Yuri Yudin mantiene su empeño de esclarecer el caso. En su última visita a la zona logró descubrir un extraño cementerio de metales retorcidos de procedencia desconocida. Aunque cree imposible probar que se realizara un experimento militar, no duda que el origen de la tragedia fue artificial. “Hay cosas muy extrañas en el caso. Cuando me llamaron para identificar los objetos personales, hubo varios que no fui capaz de reconocer: un trozo de tela parecida a la de una capa militar, trozos de cristales y un par de esquís completos, así como otro partido en pedazos”, señaló en una conferencia de prensa.

Extrañas Luces en el cielo

En el año 1990 el investigador Iev Ivanov consiguió entrevistar a varios militares y meteorólogos que relataron que entre febrero y marzo de 1959 se habían divisado en la zona unas “esferas brillantes”. Para Ivanov esas esferas brillantes eran la clave del misterio. Entre los pocos documentos desclasificados sobre el caso existe uno que hace referencia a unos excursionistas que acamparon a unos 50 km de distancia de los nueve fallecidos.


El informe recoge que en la noche del 2 de febrero vieron “extrañas esferas luminosas de color naranja que flotaban en el cielo en dirección a Kholat-Shiyakhy, sobre las montañas de Otorten”.
Aquellas luces, podrían haber provocado una explosión que diera fin a la vida de éstos jóvenes, causándoles las lesiones internas que presentaban los cadáveres. Para Yudin, el único superviviente, esta hipótesis es también plausible, ya que explica las heridas y el extraño tono bronceado que presentaban los cadáveres cuando fueron encontrados. Pero, sin duda, la prueba que más la refuerza es el hallazgo de altos niveles de radiación en las ropas que portaban los cadáveres. Sin embargo, a pesar de que la zona se rastreó en varias ocasiones, nunca se encontraron pistas o señales de una posible explosión.

¿Qué mato a los excursionistas? La respuesta aún a día de hoy sigue siendo un misterio.


sábado, 10 de noviembre de 2012

CHEMTRAILS



Chemtrail.
Es el término que designaría una estela que aparece al paso de un avión, provocada por la utilización de productos químicos independiente o conjuntamente con la estela de condensación propia del avión. La existencia de dichos chemtrails no está generalmente aceptada, así como los fines que se perseguirían con los mismos, si bien casi todas las hipótesis de esta teoría de conspiración coinciden en que su objetivo sería causar algún tipo de daño a la población. Se trataría de una práctica conocida por unos pocos, quedando fuera de este término la dispersión de sustancias químicas para fines reconocidos (fumigación, sembrado de nubes, exhibiciones aéreas, etc.).
El término "chemtrail" es una abreviación del término inglés chemical trail, que traducido literalmente significa estela química. La denominación imita a la que se da en este idioma a las estelas de condensación (contrail).
El vocablo fue utilizado por primera vez por el periodista William Thomas en 1999, aunque la primera descripción del fenómeno data de 1997, por Richard Finke. Algunos partidarios de esta teoría defienden que las chemtrails comenzaron años antes.
La comunidad científica se muestra escéptica respecto a la existencia de las chemtrails y considera que se trata bien de estelas de condensación, o bien de cirros.
Descripción del fenómeno.
Los defensores de esta teoría afirman que los chemtrails se diferencian de las estelas de condensación normales en que son más gruesas y persisten durante mucho más tiempo, durante el cual se expanden. A menudo se generarían cruzándose en el cielo unas con otras, formando patrones hasta llegar a cubrir por completo el cielo con un "falso" cirroestrato.
Los partidarios de la teoría aseguran que esta práctica se da con una frecuencia creciente, a la vez que se expande también la red de quienes denuncian su existencia.
 Hipótesis sobre su propósito.
Los objetivos de esta práctica serían uno o varios de los siguientes:

  • Control del clima (tal vez para mitigar los efectos del cambio climático, o tal vez para provocarlos).
  • Usos militares.
  • Comunicaciones.
  • Radar.
  • Guerra biológica o química.
  • Propagación de enfermedades.
  • Causar sequías.
  • Alterar el ADN.
  • Desconocido.
Supuestas evidencias.

  • Tiempo de permanencia: el tiempo que permanecerían en el aire de los llamados chemtrails excede ampliamente el de las estelas de condensación, llegando a persistir durante horas.
  • Inexistencia del fenómeno antes de los años 90: este fenómeno habría aparecido o habría aumentado notablemente a partir de los años 90, mostrando claras diferencias respecto a las estelas de condensación y las nubes normales.
  • Chemtrails a baja altura: las estelas de condensación aparecen -salvo cuando el aire es muy frío- a alturas superiores a los 8.000 metros. Algunos defensores de la existencia de las chemtrails afirman avistar estelas a alturas inferiores, por lo que no se podría tratar de simples contrails.
  • Existencia de documentos sobre armas experimentales: en el Space Preservation Fact del 2001, presentado por Dennis Kucinich ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aparece un listado de armas cuya prohibición se propone, entre las que se mencionan las chemtrails. También existen documentos que demuestran el interés de ciertos estamentos militares por controlar el clima . Esto es interpretado como una prueba de que dichas armas existen.
  • Oscurecimiento global: existe interés en estudiar el efecto de las estelas de condensación en el clima y el cambio climático. Debido a que las estelas dificultan la llegada de la luz del Sol, se considera que podrían tener efectos mitigadores en el calentamiento terrestre (a este efecto se le llama oscurecimiento global). Este interés demostraría que las chemtrails forman parte de un programa de modificación del clima.

  • Patrones en el cielo: los supuestos chemtrails crean en ocasiones patrones en el cielo (líneas paralelas, líneas que se cruzan, etc.). Esto es interpretado como prueba de que se pretende que el chemtrail cubra una gran área.
  • Aparición de enfermedades: la supuesta aparición de nuevas enfermedades tras la aparición de los chemtrails constituiría una prueba de que forman parte de un programa de experimentación o de exterminio de la población.
  • Detección de olores tras la aparición de chemtrails: indicaría la existencia de productos químicos.
  • Detección de substancias tras la aparición de chemtrails: los seguidores de esta teoría señalan que se ha detectado bario, aluminio y estroncio en muestras del suelo tras aparecer chemtrails, así como bacterias.
  • Existencia de anteriores programas militares de experimentación sobre la población: lo cual constituye un antecedente del supuesto plan actual.
  • Existencia de agujeros en las nubes: en ocasiones se observa que las nubes "se deshacen" tras el paso de un avión, así como material que cae de las nubes.
  • Extraño comportamiento de los aviones involucrados:
    • Chemtrails en forma de U: indicarían que el avión que las causó habría girado sobre sí mismo. Se considera como prueba de que se pretende "fumigar" reiteradamente una zona
    • Chemtrails presentando líneas discontinuas: se interpreta que no pueden ser estelas de condensación, ya que no resulta creíble que zonas cercanas de la atmósfera presenten condiciones tan dispares.
    • El chemtrail no sale de los motores del avión: si se tiene en cuenta que las estelas de condensación salen de los motores de la aeronave, la existencia de estelas que no salgan de ellos constituye una prueba de que no son tales.

  • Uso de orgonita contra chemtrails.
    Entre quienes denuncian la existencia de las chemtrails hay quien recomienda el uso de orgonita contra éstas. La orgonita es una mezcla de virutas de metal, cuarzo y resina de poliéster que, supuestamente, potencia la energía orgónica positiva y sirve para eliminar un amplio abanico de males y agentes nocivos. El dispositivo de orgonita utilizado para eliminar las chemtrails es conocido generalmente como cloudbuster y consiste en unos seis tubos de cobre de unos dos metros de largo, clavados en un cubo lleno de orgonita.
    Sin embargo, la teoría de la energía orgónica no cuenta con evidencia alguna que respalde su existencia o supuestos efectos, y es considerada pseudociencia, siendo una variante más de las diversas propuestas de energía vital, al igual que el mesmerismo o el élan vital.
    Críticas a la teoría.
    Confusión con cirros.
    Algunos críticos a esta teoría afirman que gran parte de las supuestas chemtrails son en realidad cirros (cirros, cirrocúmulos y cirroestratos). Estos mismos detractores insisten en que las supuestas chemtrails detectadas se encuentran a gran altura y no -como afirman algunos defensores de la versión de la conspiración- a baja.
    Magnitud de la conspiración.
    Los críticos argumentan que, dada la magnitud de la supuesta operación para producir chemtrails, sería necesaria la implicación de un gran número de individuos. Además, muchos chemtrails provienen de aviones civiles, lo que hace aún más difícil mantener el secreto.
    Para contrarrestar este argumento, algunos sugieren que los productos químicos pueden ser añadidos deliberadamente al combustible sin que el piloto tenga conciencia del mismo.
    La Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) ha afirmado que su única unidad capaz de efectuar fumigaciones es la 910, que emplea para ello aviones C-130 Hercules.
    Tiempo de persistencia.
    En contra de la creencia de que las contrails no puedan durar mucho tiempo está la mención en el "Atlas de Nubes" de la Organización Meteorológica Mundial del año 1975, en la que puede leerse lo siguiente de las estelas de condensación:
     A menudo tienen vida corta, pero en particular, cuando están presentes cirrus o cirroestratus, pueden persistir durante varias horas. Las estelas persistentes se dispersan progresivamente a veces es imposible distinguir entre estelas viejas y estas nubes.
    Existencia del fenómeno antes de los años 90.
    La existencia de las estelas de condensación es conocida desde, al menos, 1918, fecha de la primera descripción conocida. Dicha descripción la dio el capitán Ward S. Wells durante la ofensiva de Meuse-Argonne en la I Guerra Mundial.
    El primer informe de una estela de condensación persistente data de 1921 y apareció en el Monthly Weather Review. Además, existen abundantes fotos de la II Guerra Mundial, la USAF tiene constancia de su presencia desde 1953 y se mencionan en el Atlas de Nubes de 1975.
    Aparición y desaparición del chemtrail.
    Según la NOAA el hecho de que las estelas aparezcan a veces segmentadas obedece a que el avión pasa a través de zonas de la atmósfera con diferentes humedades y temperaturas:
    Ocasionalmente un avión de reacción, especialmente si está ascendiendo o descendiendo, pasará a través de una capa mucho más seca o más húmeda de la atmósfera lo que puede producir el patrón de estela rota observada, apareciendo esta de forma segmentada en vez de continua.
    Existencia de coloraciones.
    En los cirros -especialmente en los cirroestratos- es normal que se produzcan irisaciones. De hecho, la Organización Meteorológica Mundial, en su Atlas de Nubes de 1975, ya mencionaba que las estelas de condensación eran capaces de generar irisaciones de colores excepcionales.
    Tráfico aéreo.
    El tráfico aéreo mantiene un elevado ritmo de crecimiento. Esto explicaría por qué las estelas de condensación son cada vez más abundantes en el cielo. Para los críticos de la teoría, los dibujos que forman las chemtrails (cruzándose, paralelas, etc.) siguen simplemente las direcciones de las rutas aéreas.
    No constancia de fumigación.
    Los análisis presentados por los partidarios de la existencia de chemtrails no son considerados por los críticos como una prueba suficiente. Se critica que en estos estudios no se analizan las nubes, sino el suelo y que los productos encontrados en ellos son normales y no constituyen peligro para la población.
    Fenómenos similares.
  • Los aviones en ocasiones lanzan combustible para aligerar peso al realizar un aterrizaje de emergencia.
  • En las exhibiciones aéreas y desfiles se lanza humo coloreado con finalidad lúdica.
  • El yoduro de plata tiene un efecto de condensación, por lo que es capaz de generar nubes e incluso dar lugar a precipitaciones. Debido a esto en ocasiones ha sido esparcido de forma deliberada. Un ejemplo se dió en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, antes de los cuales se lanzó este producto y diatomita para evitar que llegasen precipitaciones que entorpeciesen los Juegos durante el transcurso de los mismos, y para purificar el contaminado aire de Pekín.
  • Los pesticidas pueden lanzarse desde el aire, método conocido como fumigación aérea.
  • Escritura de mensajes en el aire.
  • Los misiles y cohetes espaciales son capaces de generar estelas de condensación a alturas muy elevadas.
  • Dispersión deliberada de sustancias en la alta atmósfera para estudiar el comportamiento de la misma.
  • Chemtrails,el informe exclusivo
     
    El enigma de los Chemtrails(Cuarto milenio)parte1
    Parte2
    Parte3
    Parte4
     

    lunes, 5 de noviembre de 2012

    La leyenda del Octavius - El barco maldito

     
    “Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.”

    En la mañana del 12 de agosto de 1775, el ballenero groenlandés Herald se las arreglaba para cruzar el Atlántico Norte cuando el silencio glacial fue roto por el grito del vigía. Al frente y al Oeste, por encima de un iceberg podían verse las puntas de unos mástiles a unos diez kilómetros de distancia. Lentamente, una goleta emergió por detrás de la masa de hielo y a través del telescopio el capitán del Herald pudo constatar que no había señales de vida. Las velas estaban desechas y todo el barco brillaba curiosamente bajo el sol, cubierto como estaba de escarcha.
    El capitán ordenó acercarse y empezó a gritarle a la tripulación de la extraña embarcación, pero sólo el silencio respondió a su llamado. La goleta siguió imperturbable su aparente camino sin ruta. “Bajen la lancha,” ordenó el capitán Warren. “Voy a echar un vistazo.”
    La tripulación del Herald, como buenos marinos supersticiosos hasta el tuétano, permanecieron inmóviles. No tenían las más mínimas intenciones de aventurarse en el barco fantasma, y sólo cuando el capitán empezó a imprecarles, los marinos acataron sus órdenes.
    El capitán eligió a ocho hombres para que lo acompañaran, y remando llegaron hasta la proa del barco donde bajo una capa de hielo podía leerse el nombre de la embarcación, Octavius. Ninguno había escuchado sobre ella jamás.
    Desde el bote el capitán volvió a llamar a la tripulación, pero entre los ecos de su propia voz sólo escuchó el crujir de la madera y el silbar del viento entre las velas deshilachadas. Con cuatro de los hombres el capitán decidió subir a bordo.
    La cubierta estaba tapada por el hielo y no se veía una sola persona sobre ella. Tras abrirse camino a través del hielo, decidieron bajar a los camarotes; donde consiguieron a veintiocho hombres congelados. Cada uno acostado en su litera y cubierto por capas y capas de cobijas y ropa. El frío había conservado sus cuerpos en perfecto estado y daba la impresión de que simplemente dormían la siesta.
    En la cabina del capitán, el espectáculo fue el mismo. Su cuerpo estaba sentado en una silla frente a su escritorio. Las manos entrelazadas sobre las piernas y la cabeza tumbada hacia un lado con los labios entreabiertos. En una cabina detrás de la suya había tres cuerpos más. Una mujer estaba acostada en una camilla descansando su cabeza sobre el brazo, los ojos completamente abiertos viendo a un hombre con las piernas cruzadas sentado en una esquina en el otro lado del cuarto. En sus manos tenía un pedernal y una barra de metal. Frente a él, un puñado de aserrín cubierto de escarcha. La muerte lo había vencido tratando de encender un fuego. Junto a él estaba la chaqueta del marino. El capitán Warren la levantó y debajo de ella descubrió el cuerpo de un niño abrazado a un muñeco de trapo.
    Los marinos del Herald habían visto más que suficiente y empezaron a pedirle al capitán que se marcharan. Pero el capitán les respondió que quería saber más. Bajó al depósito y no encontró ni un gramo de comida y cuando volvió a cubierta sus hombres estaban en pánico y le amenazaron con amotinarse. Contra todos sus deseos Warren tomó la bitácora del Octavius y regresó al Herald, desde donde pudo ver la goleta perderse sin rumbo en el horizonte para nunca más volver a saber de ella.

    El capitán se retiró a su camarote a leer la bitácora y notó que faltaban todas las páginas del libro menos la primera y última. El marinero a quien se lo había encargado había dejado caer el resto en el mar.
    En la primera el capitán del Octavius había escrito que habían partido de Inglaterra con rumbo a China el 10 de septiembre de 1761. Catorce años atrás. La última página tenía una sola anotación que estaba fechada el 11 de noviembre de 1762.
    “Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75 N. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.”
    Los ojos del capitán Warren volvieron a las palabras “Longitud 160 O, Latitud 75 N…” El significado era impresionante. En la fecha de la última nota en la bitácora, el Octavius había estado atrapado en hielo en el océano ártico, al norte de Point Barrow, Alaska. Miles de kilómetros de donde lo habían encontrado ese día. Un continente de hielo se extiende entre estos dos puntos.
    Lo que el Octavius había hecho era pasar el legendario Paso del Noroeste. Por cientos de años se había buscado una ruta más corta entre el Atlántico y el Pacífico para llevar a cabo el intercambio comercial entre Asia y Europa. El Paso del Noroeste era un sueño para las potencias europeas de eliminar el largo viaje alrededor de la punta de Suramérica.
    Aparentemente, el capitán del Octavius también había decidido encontrar el paso en vez de volver a casa alrededor de Suramérica. Pero como muchos otros antes que él, lo único que encontró fue la muerte.
    Pero el Octavius había logrado el objetivo por si mismo. Año tras año había permanecido a flote, y sin nadie atendiendo el timón se había deslizado lentamente hacia el Este, aguantando la furia de los elementos hasta que finalmente llegó al Atlántico Norte. No fue sino hasta 1906 -ciento treinta y seis años más tarde- cuando otro barco, el Gjoa, comandado por el explorador noruego Roald Amundsen, logró cruzar el Paso del Noroeste.
    Pero el Octavius había sido el primero, aunque su capitán y tripulantes hubiesen estado congelados por más de trece años.
    Un barco fantasma