viernes, 12 de julio de 2013

El origen del de la esvástica

 

 

La historia

El origen de este controvertido simbolo tiene su origen en una época mucho más antigua de lo que se cree. Siendo un motivo bastante común en la cultura Romana y el arte de la India de nuestros días, así como en la arquitectura del pasado,  habiendo sido representada en mosaicos, frisos y otras obras del mundo antiguo.


Fachada de un templo budista
Según sir Alexander Cunningham (citado por sir Monier William) se trata de un monograma generado por la conjunción de las letras su astí en caracteres ashoka (anteriores a la escritura devanagari, que son las que desde hace varios siglos se utilizan en la escritura del sánscrito). Según algunos autores esto demuestra que el símbolo no fue creado en esta era, sino aproximadamente en el siglo V a. C., e incluso pudo haber sido anterior. Aunque los visnuistas dicen que la esvástica está eternamente dibujada en una de las cuatro manos del dios Visnú.

Este símbolo, que ha venido apareciendo repetidamente en la iconografía, el arte y el diseño producidos a lo largo de toda la historia de la humanidad, ha representado conceptos muy diversos. Entre estos se encuentran la suerte, el Brahman, el concepto hindú de samsara (reencarnación) o a Suria (dios del Sol), por citar solamente los más representativos. En principio la esvástica fue usada como símbolo entre los hindúes. Se menciona por primera vez en los Vedas (las escrituras sagradas del hinduismo más primitivo), pero su uso se traslada a otras religiones de la India, como el budismo y el yainismo.

Esvástica japonesa

Una creencia occidental moderna, probablemente apócrifa, sostiene que sólo la esvástica con brazos doblados hacia la derecha es una marca de buena suerte, mientras que la esvástica de brazos doblados hacia la izquierda representa un augurio nefasto. Incluso algunos occidentales la han nombrado arbitrariamente sauwastika, lo cual desde el punto de vista de la etimología sánscrita es un adefesio. No existen pruebas de esta distinción en la historia del hinduismo de la que proviene el símbolo y, no obstante la versión más corriente es la esvástica dextrógira, los hindúes de la India y Nepal siguen usando el símbolo en sus dos variantes. Los budistas casi siempre emplean la forma levógira. A principios del siglo XX el nazismo adoptó la cruz esvástica como emblema y —a raíz de la Segunda Guerra Mundial— en Occidente se identifica mayoritariamente como un símbolo exclusivamente del Tercer Reich, desconociéndose prácticamente su uso pre-nazi.

Estatua hindú con esvástica


Hipótesis antropológicas

La frecuencia con que es usada la esvástica se explica por el hecho de que es un símbolo sencillo y atractivo que puede aparecer sin dificultad en cualquier civilización que haya desarrollado la cestería (aunque no necesariamente, puede aparecer de otros modos), y de ahí expandirse con facilidad, debido a los contactos entre unos pueblos y otros. La esvástica sería un diseño muy repetido, creado por los bordes de las cañas o juncos usados para fabricar una cesta de base cuadrangular. Otras teorías intentan demostrar que se produjo una transmisión del símbolo de unas culturas a otras. También existe quien se ha servido de las teorías de Carl Jung, más concretamente del inconsciente colectivo, para explicar la presencia de la esvástica en lugares tan distantes.
Mientras que la existencia de la esvástica en América puede ser explicada por la teoría de la cestería, este hecho debilita enormemente a la teoría de la difusión cultural. Aunque ha habido quien ha tratado de explicar esto mediante la suposición de que fue transmitida por alguna temprana civilización marina de Eurasia, el desarrollo separado pero paralelo del símbolo es la explicación más aceptada por los antropólogos.
El nacimiento de la esvástica se ha considerado a menudo relacionado con el de otros símbolos con forma de cruz, así como con la «cruz solar» de las religiones primitivas de la Edad del Bronce.

Hipótesis astronómica

Aparte de las hipótesis antropológicas clásicas existe también una hipótesis astronómica del origen de la esvástica. Esta fue formulada por el astrónomo estadounidense Carl Sagan. Según Sagan, es inexplicable que este símbolo haya sido usado a lo largo de la historia por muchas civilizaciones distantes entre sí y que no habrían tendido ningún vínculo de unión, a menos que se considere la posibilidad de que se trate de un símbolo resultante de una experiencia común que tuvieron todos estos pueblos. Para Sagan, esta experiencia únicamente podría provenir del cielo: podría ser la visión de algún astro peculiar o bien la visión de alguna anomalía atmosférica.
Sagan opinaba que el origen probable de la esvástica era el acercamiento de un cometa con movimiento de rotación de tal manera que su eje quedara orientado hacia el observador terrestre. Varios científicos han señalado al cometa Encke como el más probable candidato para ello.
Sin embargo, los críticos de esta hipótesis señalan que es altamente improbable que tal suceso se produjera y creen que se puede explicar la utilización de la esvástica desde un punto de vista meramente terrestre.



Curiosidad
 Son dos imágenes en las que, aunque no tienen ninguna relación entre ellas, se puede distinguir claramente la por desgracia tan conocida silueta de la cruz esvástica.
 La imagen que se puede observar en la fotografía  se encuentra en un parque de Pekín. Es cruz sin embargo no posee ningún significado político, ya que sus brazos giran hacia la izquierda, al contrario de las empleadas por el nacional socialismo, que giran hacia la derecha. Este tipo de esvásticas son características de algunas religiones como, en este caso, el budismo.
 

La segunda imagen corresponde a una residencia de la Iglesia Metodista en Decatur, Alabama. El edificio en cuestión ha creado mucha polémica a su alrededor. Originalmente tenía la forma de esvástica que todos conocemos, pero en el año 2001, a causa de numerosas protestas, se decidió reformar el edificio para disimular la todavía claramente reconocible cruz nazi. En la actualidad se estudia la posibilidad de levantar nuevos módulos que rompan dicha figura.