lunes, 25 de febrero de 2013

La habitación 510 del Hotel Corona

El 12 de julio de 1979 un trágico suceso conmocionaba a la ciudad de Zaragoza y a todo el país, un sobrecogedor incendio devoraba el hotel Corona de Aragón originando una de las tragedias mas desoladoras de nuestra historia reciente.Fue un incendio terrible y lleno de incógnitas que se cobró la vida de 78 personas, además de innumerables heridos y quemados. A día de hoy aun se duda sobre si un atentado fue la causa de la tragedia, ya que además de numerosos altos mandos militares también se alojaban en el hotel la viuda de Franco y su familia, que que iban a acudir a la jura de nuevos tenientes en la Academia General Militar.
 Es difícil poder llegar a imaginarse el autentico pánico de los ocupantes del hotel, que se veían acorralados por las llamas ante la imposibilidad de poder escapar. Muchos de ellos murieron abrasados o asfixiados, otros en un desesperado intento de escapar de ese infierno se lanzaba por los balcones presa del pánico causando verdadero horror a los allí presentes, como la caída de un niño desde el 7º piso que se estrelló contra el suelo ante los desgarradores gritos de su madre. Al tiempo el hotel fue restaurado y remodelado, volviendo a abrir sus puertas al público, pero según cuentan numerosos testigos la tragedia allí vivida quedó grabada para siempre entre sus paredes, repitiéndose cada noche como una vieja cinta, desconcertando y atormentando a propios y extraños que a diario trabajan o descansan en él.
Todo comienza al salir a la luz el testimonio de una de las azafatas que como muchas otras chicas de su profesión se alojaban en este hotel.
“Yo no sabía nada de la habitación, pero lo cierto es que una noche que me tocó sentí la opresión de otra presencia. La sentía continuamente en la ventana, intentando abrirla como si no pudiera hacerlo. No me podía quedar dormida porque me parecía cuando estaba en duermevela que alguien se inclinaba sobre mí. Pensé que eran mis nervios y una mala pasada de mi imaginación, pero resulta que al comentárselo a una compañera, ésta me dijo inmediatamente: ‘has estado en la 5l0. Allí sucede algo. No eres la única a la que le ha pasado’ “.
Parecía que con este testimonio se abría la caja de Pandora, dando lugar a que muchas personas perdiesen su miedo a la burla ajena y comenzasen a relatar su experiencias.
Por lo visto los hechos inexplicables suceden por todo el hotel, respirándose, como muchos lo describen, una agobiante sensación claustrofóbica por sus instalaciones, pero parece ser que el centro de mayor concentración se da en la habitación 510. Muchas de las personas que han tenido la suerte o desgracia de dormir en ella coinciden en el calor insoportable que se concentra en la misma, incluso no pudiendo ser rebajado ni con el aparato acondicionador, ya que como relatan numerosos testigos incluso este mismo despide un aire abrasador, hecho que por lo visto también ocurre con la temperatura del agua de los baños, y para algunos hasta con los manillares de puertas y muebles que arden al tacto.

El autentico espectáculo que se experimenta en esta habitación no solo termina aquí, sino que parece mostrar siempre un patrón común: encendido y pagado repetitivo durante la noche, sin causa aparente, de las luces de la habitación y del pasillo, olores nauseabundos, repetitivas llamadas al teléfono sin que nadie conteste al otro lado, una estremecedora sensación de asfixia que te despierta en mitad de la noche, toques en la puerta… e incluso según alguna que otra persona a la cual le ha impedido dormir, una misteriosa luz anaranjada que se cuela por debajo de la misma, como si el fuego se encontrase en esos momentos en los pasillos.
Al parecer no solo en la habitación 510 se dan sucesos inexplicables, aunque sea donde parece que tengan preferencia por manifestarse, en el resto del hotel también se han dado testimonios de personas anónimas y empleados que se han topado de cara con el misterio.
En los pasillos, sobre todo en los de, una vez mas, la planta quinta, se escuchan ruidos de pasos o carreras, apreciables desde las habitaciones o el piso de abajo, comprobándose que no hay nadie en los mismos, pues se llegan a dar incluso con la planta vacía. Hay quien relata como caminando por los estrechos pasillos han sentido como si los empujasen, detallando que el suceso experimentado no ha sido como quien te empuja premeditadamente, sino mas bien como cuando chocas con alguien que por una razón u otra huye de algo y no ha podido evitarte.

Uno de los casos mas curiosos es el de la discoteca que antiguamente ocupaba uno de los locales del hotel, según comentaba un trabajador de ella todos los días la sal usada por el descalcificador de agua del Láser que había allí “se volvía negra a pesar de que usamos varios tratamientos para hongos y algas, incluyendo lejía pura”.
Se dice que la sal es capaz de atrapar las energías negativas de un lugar, volviéndose a su vez negra, hecho que coincidiría con lo anteriormente relatado.

 
Numerosas son las personas que pasan cada día por el ahora hotel Meliá Zaragoza, y muchas de ellas se reafirman en que nunca volverían a pasar una noche en el mismo, ni por todo el dinero del mundo.
Algo extraño ocurre en sus instalaciones, y ante la espera de que algún día alguien se decida a investigar seriamente lo ahí sucedido solo nos queda preguntarnos que tipo de fuerza o energía hace que este sea uno de los lugares malditos de nuestra geografía.

1ª parte
2ª parte