domingo, 1 de febrero de 2009

LA SERPIENTE MAYA

La serpiente maya:

Desde hace más de mil años, cada equinoccio de marzo y septiembre, en Chichén Itzá, los corazones de innumerables espectadores se estremecen al revivir la experiencia de la magia maya: el Sol proyecta su misteriosa sombra, los escalones del templo se van iluminando y le dan vida a la gran serpiente emplumada, que parece deslizarse por los escalones hasta que su prodigioso cuerpo desaparece sigilosamente.
La civilización maya es fascinante. Para crear la ilusión óptica de la serpiente son necesarios profundos conocimientos, como los que poseía esa civilización iniciada hacia el año 450 a.C. En su esplendor se extendía por una amplia zona del este de Mesoamérica, que cubría parte de los actuales México (estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán), así como Belize, Guatemala, Honduras y El Salvador. Cuando el español Hernández de Córdoba descubrió, en 1517, la península del Yucatán la civilización maya era tan solo una sombra de sí misma. Su última fortaleza, la de Tayasal, en las profundidades selváticas guatemaltecas, caía en 1647. Pocos libros mayas, escritos en frágiles cortezas de corcho, se libraron de la destrucción. Sólo han sobrevivido 4 de ellos: el código Dresden, con estudios sobre el planeta Venus y la predicción de eclipses; el código Glolier, descubierto recientemente, con cálculos astronómicos; y los códices de Madrid y de París, más fragmentarios.
Como se forma la serpiente
 

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